SUTUACM: La democracia no entra con reformas

Por Ricardo Valencia

Simulación, autoritarismo, opacidad e ilegalidad, son algunas de las características del proceso electoral 2023 del SUTUACM. La Reforma Laboral de 2019 se planteó y se ha cacareado desde el Gobierno Federal como la llegada de la democracia a los sindicatos.  Pero esta no solo no ha llagado, sino que está muy lejos de que aparezca.

El proceso electoral

La Reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) trajo consigo un nuevo sistema electoral para los sindicatos. Su cumplimiento cabal, se supone, debe ser garantía para que los sindicatos funcionen con legitimidad (legal), y se garantice la democracia en su interior.

Este sistema electoral sindical no es nada novedoso, ya que, guardadas las dimensiones, es una copia y calca del sistema del INE. El proceso electoral sindical se divide en 4 etapas:

Preparación: Debe haber una convocatoria pública específica y clara; debe de colocarse en el centro de trabajo y en el local sindical; debe publicarse un padrón que contenga a todas las personas con derecho a voto; debe establecerse los lugares para instalar las casillas; las boletas electorales deben ser impresas según un formato específico y deben ser suficientes.

Jornada electoral: El sindicato debe garantizar que la jornada se realice sin violencia ni coacción; debe haber visores electorales del gobierno y debe respetarse los lugares y horarios previamente fijados.

Resultados y publicación: Al término de la jornada deben de contarse los votos de manera pública y colocarse un cartel donde se publiquen los resultados.

Dictamen: Los resultados de todas las casillas, las impugnaciones y los reportes de los visores, entre otro tipo de evidencias, deben de llevarse al Centro Federal de Registro y Conciliación Laboral para que los dictaminen y otorguen la toma de nota a la nueva directiva sindical.

El proceso electoral del SUTUACM 2023 no cumple la mayoría de estos requisitos formales. La convocatoria no fue clara y se emitió en medio de asambleas sin quorum. Algunos de los integrantes de la planilla ganadora, estaban impedidos para participar según los estatutos sindicales. Integrantes de la comisión electoral integraban una planilla, por lo que la imparcialidad en el proceso se quebró. Las casillas no se instalaron en los centros de trabajo ni en el Local Sindical ¡se colocaron en el Congreso del Trabajo! (Máxima instancia de organización del charrismo sindical).

Solo hubo una planilla que logró registrarse. Las votaciones fueron interrumpidas en dos ocasiones. Los resultados fueron muy cuestionados. Ganó la planilla única que está conformada por la Secretaria General en funciones. Entre muchas otras irregularidades.

El peligro de la intrusión gobiernista

La reforma laboral establece que en caso de que haya irregularidades en los procesos electorales, la Secretaría del Trabajo podrá ordenar que se realicen de nuevo. Sin embargo, estos nuevos comicios deben ser organizados por el Gobierno Federal en conjunto con el sindicato.

En toda la historia del sindicalismo mexicano no ha habido una sola ocasión, una sola experiencia en que la intrusión del Gobierno haya sido favorable a la clase obrera. En general solo ha servido para someter los intereses de la clase trabajadora a los intereses de la burguesía, a través de su representante en Palacio Nacional.

Cualquier intrusión a la vida interna de las organizaciones sindicales por parte del Gobierno, aunque sea legal, representa arrebatarle la posibilidad de construir su propio devenir, representa la división, debilidad e imposibilidad de la propia clase trabajadora para resolver sus propios asuntos.

De manera concreta, la única vía para solucionar el conflicto electoral en el SUTUACM es resolverlo internamente, sin intervención Estatal ni patronal, pero esta vía no llega del cielo, hay que construirla.

La democracia se construye desde abajo

Más allá de las violaciones al sistema electoral laboral que sucedieron en el SUTUACM, lo que más importa es el proceso democrático real. Lo que nos deja ver este proceso, es que las Reformas a la Ley y a los Estatutos sindicales no garantizan por sí mismos la democracia sindical.

La construcción de la democracia obrera supera por mucho los estrechos límites legales que impone el Estado Burgués. La democracia sindical se construye con trabajo político de base, no con Reformas impuestas desde Palacio Nacional. Se construye desde las bases trabajadoras e implica un involucramiento de la mayoría del sindicato, implica que existan órganos de representación fiables y transparentes, que la voluntad de la mayoría se respete y se haga respetar. Conlleva una amplia, respetuosa y seria discusión desde la base trabajadora y en todos los órganos sindicales. No puede haber democracia sindical si no hay un pleno convencimiento en su utilidad en la lucha de clases.

Aun habiendo plena democracia sindical, para que un sindicato sea realmente representativo debe de tener consciencia de clase; debe tener una estricta independencia política frente a la patronal, frente al Gobierno, frente a cualquier órgano del Estado, frente a los sindicatos de protección patronal y frente a la clase explotadora, la burguesía. Debe de llevar adelante no solo la agenda de mejoras económicas y defensa de su gremio, sino que debe enarbolar demandas políticas con el conjunto de la clase trabajadora para el establecimiento de una sociedad sin explotadores ni explotados.