FSP exige fin del bloqueo e intervención de EUA contra Cuba

Declaración emitida por el Partido de Libertad Socialista de Estados Unidos.
27 de julio de 2021

El 11 de julio, los cubanos de la pequeña localidad de San Antonio de los Baños salieron a las calles para exigir cosas esenciales como el acceso a las vacunas contra el Covid y el fin de los apagones eléctricos. Sus manifestaciones forman parte de las olas de resistencia que se propagan por todo el hemisferio mientras la gente desde Bogotá hasta Filadelfia se levanta para luchar por su vida.

Las protestas en Cuba incluyeron una mezcla de ciudadanos comunes desesperados por no tener las necesidades básicas y otros influidos por la propaganda anticomunista del gobierno de Estados Unidos y de exiliados cubanos de derecha en Miami.

Dichas protestas tienen lugar en el contexto de los 60 años en que el gobierno de EE. UU. ha intentado derrocar la heroica Revolución Cubana de 1959, incluyendo un implacable bloqueo económico que le ha costado a Cuba miles de millones en pérdidas de ingresos y, a menudo, ha hecho imposible el acceso a suministros médicos, alimenticios y tecnológicos.

El Partido de Libertad Socialista (FSP) condena la intervención de EE. UU. y defiende los objetivos de la Revolución Cubana al tiempo que apoya las demandas de sobrevivencia de los manifestantes. Hacemos un llamado al gobierno cubano para que libere a todos los presos políticos de inmediato y respete los derechos de su pueblo a manifestarse a favor del cambio. El FSP apoya especialmente los esfuerzos de los socialistas genuinos de Cuba que luchan por la democracia obrera y en contra del retorno del capitalismo a la isla.

La represión no es la respuesta

A la vez que las redes sociales transmitían imágenes de la acción en toda la isla, en más de 30 ciudades los manifestantes protestaban contra la escasez de alimentos, agua y servicios médicos mientras que pedían libertad política y el fin de la represión estatal.

A medida que los mítines ganaban fuerza, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel viajó a San Antonio para apelar a la calma, pero le respondieron arrojándole botellas de agua vacías. A su regreso a La Habana, Díaz-Canel llamó a los manifestantes contrarrevolucionarios y mercenarios y ordenó a los miembros del Partido Comunista de Cuba (PCC) que acudieran a aplastar las protestas.

Mientras tanto, los manifestantes, muchos de ellos jóvenes, expresaron su frustración reprimida y su desilusión con sus líderes. La Habana, la capital, fue inundada por grupos de zonas periféricas. Un participante informó que cuando se enfrentaban a la policía, los manifestantes levantaban los brazos al aire para demostrar que no estaban armados ni eran agresivos. Algunos imploraban a la policía que se les uniera.

Debido a que el gobierno cortó el servicio de Internet, es difícil determinar cuántas personas fueron arrestadas, pero son al menos 170, algunas de las cuales fueron liberadas posteriormente. Entre ellos había marxistas y un editor gay de una revista, según informó www.comunistascuba.org.   Informes de testigos presenciales y videos han demostrado que en algunas protestas pacíficas la policía respondió con gas pimienta y tácticas de mano dura, causando heridos y al menos una muerte.

Los líderes del país deben apelar al poder y al ingenio del pueblo para encontrar soluciones a las enormes crisis sociales, económicas y sanitarias que se avecinan. Por el contrario, el régimen está aumentando las medidas de seguridad, desplegando policías antidisturbios fuertemente armados e incorporando estudiantes universitarios al ejército. A los trabajadores del gobierno se les ha ordenado salir a las calles para apoyar al régimen, y los que corean consignas no autorizadas se enfrentan a penas de prisión.

Si el gobierno continúa por el camino de la represión, solo empujará a más cubanos a buscar alivio entre grupos reaccionarios como #SOSCuba de Miami.

El largo alcance del tío Sam y la necesidad de una solución internacional

El FSP ha condenado sistemáticamente los intentos de EE. UU. de sabotear la Revolución Cubana mediante ataques militares, intentos clandestinos de asesinatos, maniobras de la CIA y bloqueos económicos. El FSP exige que el gobierno de EE. UU. levante sus paralizantes sanciones, elimine a la CIA y retire a los militares de la bahía de Guantánamo.

La hostilidad de EE. UU. se deriva del hecho de que los revolucionarios cubanos no sólo derrocaron a la cruel dictadura de Batista, sino que avanzaron hasta marcar el comienzo del primer estado obrero del hemisferio.

El nuevo estado obrero dependía en gran medida del apoyo económico y político de la Unión Soviética, que también era un estado obrero, aunque para entonces estaba bajo el control de la burocracia antidemocrática de Stalin. Los métodos de arriba hacia abajo de la camarilla de liderazgo soviético influyeron fuertemente en el Partido Comunista de Cuba, al igual que su política, incluida la falsa noción de que el socialismo se podía construir en un solo país.

Cuba resistió audazmente a los ataques de EE. UU. pero, sin la propagación de revoluciones exitosas contra el capitalismo en este hemisferio, sus líderes retrocedieron a un modo de defensa tipo búnker. Con el tiempo, las acciones hostiles de Estados Unidos y el aislamiento de Cuba, sobre todo después de la caída de la Unión Soviética, crearon un déficit drástico de bienes básicos.

La restauración del capital

Lo anterior se convirtió en la razón fundamental para que los líderes del PCC reintrodujeran medidas capitalistas paulatinamente. Su control burocrático les permitió asignar los escasos recursos de una manera que los benefició personalmente al mismo tiempo que aumentaba la desigualdad entre la población, lo que ha golpeado más duramente a las mujeres negras y a las mujeres de Cuba en general. Dada esta disparidad, estos grupos están soportando las peores consecuencias de las dificultades causadas por la escasez actual.

Actualmente, los líderes del PCC están supervisando la dramática erosión de todo aquello por lo que lucharon los trabajadores y campesinos de Cuba durante las últimas seis décadas. Su represión contra las personas que sufren una crisis económica y una pandemia mundial representa un paso más en el proceso de traición.

Al igual que los presidentes anteriores de EE. UU., Joe Biden alienta los disturbios en Cuba y finge preocupación por las dificultades que enfrenta el cubano promedio, al tiempo que fortalece a las fuerzas de derecha de Miami que están usando el dinero y los medios de comunicación para construir un movimiento anticomunista en la isla. Biden se ha rehusado a levantar las sanciones de EE.UU. reforzadas por Trump. El objetivo de Washington es convertir a Cuba de nuevo en un casino para los yanquis ricos y en un lugar para vender sus mercancías. No se puede permitir que esto ocurra.

Política y económicamente, ninguna nación es una isla. Lo que el pueblo de Cuba necesita es la solidaridad y colaboración internacionales. Su capacidad para mejorar sus vidas, como ocurre con cualquier grupo de trabajadores y personas oprimidas de América o del resto del mundo, depende de las alianzas revolucionarias a través de las fronteras.


El Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario (CRIR) está compuesto por el Partido Socialismo y Libertad (Argentina), el Freedom Socialist Party (Estados Unidos y Australia), el Movimiento Revolucionario Socialista (Brasil) y el Partido Obrero Socialista (México). Establecido en 2013, el CRIR es un esfuerzo para promover la colaboración entre fuerzas revolucionarias en torno a una plataforma común que prioriza la promoción del liderazgo revolucionario de las mujeres en todos los ámbitos políticos.