AMLO retoma la iniciativa, ¿por cuánto tiempo?

AMLO retoma la iniciativa, ¿por cuánto tiempo?

Cuauhtémoc Ruiz.

López Obrador ha movilizado, si hemos de creer en sus cifras, a un millón 200 mil personas en apoyo de su gobierno el pasado domingo 27 de noviembre. Es cierto que una porción de manifestantes acudió mediante algún tipo de coerción pero pensamos que la mayoría no y que el gobierno federal hizo sentir en las calles la considerable fuerza que, aunque menguante, todavía tiene y que probablemente sigue siendo mayoritaria. El presidente se propuso generar la idea de que su fuerza es insuperable e incontenible, y que Morena se dispone a repetir en el gobierno en 2024 sin mayor competencia.

En las semanas previas, AMLO venía de algunos tropiezos y en su gobierno se notaba incertidumbre y pasmo. Pero ahora, el presidente ha recobrado la iniciativa política y ha devuelto el golpe. Está radiante y se dispone a proseguir sus planes sin la pesada sombra de cientos de miles que lo desafiaron hace dos semanas. Las preguntas son: ¿ha cambiado la relación de fuerzas entre el gobierno, las clases laboriosas y la oposición de los sectores burgueses atrás del PRI y el PAN? ¿Cuánto tiempo le durará al gobierno este respiro o avanza imparable en sus propósitos?

 

La mayor fuerza política en México no es Morena sino la de los sin partido, que representan el 48% del total nacional. (“El electorado morenista”, A. Moreno, El Financiero, 5/08/2022. El resultado es parte del estudio de 42 mil 98 entrevistas levantadas entre 2019-2022). El partido con más popularidad es Morena, que en 2019 alcanzó su máximo, el 27%, la adhesión de unos 26 millones (cada punto porcentual equivale a 950 mil ciudadanos). En ese año AMLO alcanzó el cenit de su popularidad, que se elevó a un 80%. Las medidas contra el huachicol fueron vistas positivamente por casi  todos los mexicanos.

 

Un gallo cojo

Pero en 2020 perdió casi a cinco millones de ciudadanos, al caer Morena en las encuestas a 22% de preferencias. Entre los jóvenes (18 a 29 años) estuvieron sus mayores mermas: si en 2019 lo apoyaban el 24%, dos años después ya sólo el 16%. Entre los menos jóvenes (30 a 49 años) bajó de 24 a 18%. En las regiones donde más restó estuvieron la Centro y el Centro Occidente (-6 y -7 puntos). 

Las elecciones del año pasado revelaron el retroceso del oficialismo. Morena perdió 48 diputados, 3 millones y medio de votos y la mayoría de grandes ciudades, entre ellas la Ciudad de México. Abandonaron a AMLO un sector de los asalariados urbanos más conocidos como “clase media”, lo que ocasionó una reducción del enorme poder presidencial, que ya no cuenta con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, lo que le ha ocasionado evidentes frustraciones, como no poder imponer su contrarreforma electoral. La ley que pone bajo control del Ejército a la Guardia Nacional es anticonstitucional y en cualquier momento la corte suprema puede derogarla, lo que golpearía duramente a las fuerzas armadas.

De 2021 salió el presidente como un gallo cojo, aunque los éxitos de Morena en los comicios para gobernadores disimularon el boquete.

Con estos datos podemos valorar mejor la marcha del pasado domingo. En 2018 AMLO obtuvo 30 millones de votos, el 53% de la votación nacional. A la marcha arrastró a un millón 200 mil. ¿Es poco o es mucho? Es una cantidad impresionante, una de las movilizaciones de masas más grandes. O la más grande. Pero en relación con los que lo votaron hace cuatro años es una cantidad menor, si además consideramos que cuantiosos recursos del Estado fueron dispuestos para traer a cientos de miles de todo el país.

Las cifras sobre la popularidad del presidente que la elevan a 70% sólo existen en su imaginación. Las encuestas serias le dan entre 54 a 60%, que es una cifra muy buena. Pero cuando las mediciones se enfocan en los centros urbanos caen, como en el estado de México, estimada en 48%. Los niveles de desaprobación crecen y están en un 40%. Y si examinamos las valoraciones ciudadanas sobre las distintas áreas de su gobierno las cifras aprobatorias caen y son predominantes las de los inconformes, con excepciones. La estrategia de seguridad está entre las más cuestionadas, reprobada por el 54%. Sólo el 23% aprueba que a los delincuentes se les den “abrazos y no balazos”. En julio un 50% cuestionaba el manejo de la economía y la lucha contra la corrupción. La campaña de vacunación contra el COVID tuvo un alto apoyo, no así la militarización, reprobada por un 52% (El Financiero, 3 agosto, 2022). En este mes sólo el 38% estimó que el país camina bien y el 33% dijeron que va mal. Para el 28% va regular. La percepción de la capacidad de dar resultados del presidente bajó de 46 a 43%.

 

Meses difíciles

En agosto AMLO decidió darle carpetazo a la Noche de Iguala mediante la argucia de las manzanas podridas, la versión de que sólo unos cinco militares habían tenido algo que ver con los asesinatos de los normalistas pero nunca la institución militar. En septiembre los alumnos de las escuelas normales rurales y las familias de los 43 desaparecidos lanzaron una intensa jornada de luchas por el esclarecimiento de la represión a Ayotzinapa y por demandas propias. Hubo una crisis dentro del gobierno. Las movilizaciones estudiantiles frente a los cuarteles militares fueron duras, ásperas, desusadas. Humillaron a los uniformados. AMLO traicionó a Ayotzinapa.

En esta coyuntura López Obrador completó su pronunciado giro a la derecha y — traicionando expresamente su promesa de regresar a los militares a sus cuarteles – promulgó una contrarreforma para que el Ejército continúe en tareas de seguridad pública hasta 2028, lo que va en contra de la opinión mayoritaria.

La 4T perdió el apoyo de la influyente jerarquía católica que le demandó cambie su estrategia de seguridad luego del asesinato de dos sacerdotes en la sierra de Chihuahua.

La preparación de las elecciones de 2023 en Coahuila y el estado de México está generando fuertes tensiones dentro de Morena, que está dividido en ambas entidades y en donde la oposición ganaría si va unida. De ser así, el triunfo de la 4T en la elección presidencial de 2024 estaría en duda.

Ha crecido la crisis del presidente con el jefe de Morena en el Senado. Ricardo Monreal estaría por salirse de ese partido enarbolando un programa alternativo al de AMLO, por la “reconciliación”, es decir, para Monreal lo más urgente es acabar con la polarización creada desde Palacio Nacional.

Apareció una crisis con Washington, que acusa al gobierno mexicano de incumplir el nuevo tratado de libre comercio firmado en 2019 (T-MEC). México podría ser condenado a pagar entre 20 mil a 30 mil millones de dólares. 

 

Pero el dinosaurio sigue ahí

48 horas después de la súper marcha, Morena ha anunciado la postergación de la votación en la Cámara de Diputados de su contrarreforma político-electoral. Este hecho simboliza que AMLO no logró ablandar a la oposición burguesa, que requiere de elecciones limpias para sobrevivir y no puede transar en este punto con el presidente, como hizo con la legalización de la militarización del país.

AMLO calculó que cansaría a los de Ayotzinapa pero ellos, irreductibles, en los dos años que quedan de gobierno reclamarán acremente que haya preferido a los militares.

La marcha del 27 fue engrosada por los charros del SNTE pero en la disidencia magisterial organizada en la CNTE madura todos los días la conciencia de que hay que movilizarse también contra este gobierno.

Pero AMLO está lejos de estar derrotado. Tiene a la llamada macroeconomía bajo control. Este año ingresarán al país una cantidad espectacular de remesas, 60 mil millones de dólares y una cantidad significativa de dólares porque la invasión de Rusia a Ucrania encareció el petróleo. Tiene dinero para algunos de sus principales planes.

Una gran ventaja de Morena está en que la oposición burguesa está formada por facinerosos, corruptos y falsos demócratas, que carecen de autoridad política y moral. Muchos trabajadores razonan que tienen que decidir está entre la mala opción que es Morena ante la peor opción que es la derecha.

La mayor ventaja de AMLO es que los trabajadores, campesinos e indígenas llegan a esta situación sin organización, sin independencia política y sin conciencia de sus verdaderos intereses. Este es el hecho clave de México: la gran mayoría de la población no piensa con cabeza propia y lo hace a través de políticos sin escrúpulos que se arrodillan ante los imperialistas y los megamillonarios. La construcción de un partido de los proletarios sigue siendo, junto con comer bien, la mayor necesidad del pueblo mexicano. 

29 de noviembre de 2022.