Aborto legal, seguro y gratuito

Aborto, para evitar la muerte de 20 mil mujeres al año

El año triste de 2020 tuvo una despedida feliz para millones de mujeres de Argentina y de Latinoamérica, al legalizarse el aborto en este país luego de una tenaz lucha de años. Las repercusiones de tal triunfo democrático ya se hacen sentir en otros países, como Chile, en el que probablemente este año el derecho al aborto se someta a la Cámara de Diputados. En México, la llamada Cuarta Transformación -4T- no incluye esta conquista, a la que López Obrador se opone pues prioriza los votos que le acercan distintas iglesias, enemigas de la emancipación femenina. Sólo en Oaxaca se ha despenalizado la interrupción del embarazo.

En lo que sigue, un artículo publicado en nuestra revista Pluma número 4, del año 2006. A pesar del tiempo transcurrido, es vigente lo que decíamos. Fue firmado por Sandra Gayou. Fragmentos.

Si recurriéramos a cifras para tener una idea de cuántos abortos ocurren al año en México, encontraríamos que ninguna institución es capaz de dar una cantidad exacta por las condiciones de clandestinidad e insalubridad en que se dan.

Las estimaciones aproximadas arrojan que se realizan 850 mil abortos anuales en México*, durante los cuales mueren alrededor de 20 mil mujeres por procedimientos mal practicados.

El tema del aborto ha causado una discusión hasta ahora no terminada, pues aún se le considera como un delito. En 1931 se generaliza en México la despenalización del aborto en caso de violación, sin embargo, la iglesia católica manifestó su oposición, por lo que el Estado mexicano sólo introdujo atenuantes a su penalización, sin establecerlos en la legislación.

En los años setenta vuelve la discusión por la aparición de los anticonceptivos, donde nuevamente la iglesia muestra su fuerza social pretendiendo que el catolicismo rija la vida moral, ética y social; a pesar de ello, los anticonceptivos pasaron a formar parte de la vida cotidiana.

Derecho a decidir

El aborto es el derecho de la mujer a decidir sobre la interrupción del embarazo. Las causas que lo llevan a hacerlo son múltiples, y pasan por la falta de información sobre anticoncepción, factores económicos y sociales, hasta por la decisión de no querer ser madres.

El derecho al aborto es parte fundamental del derecho de la mujer a decidir su proyecto de vida, es la capacidad de decidir cuándo ser o no madres, el derecho a la maternidad voluntaria.

La libertad de interrumpir un embarazo y que esté legislado implica que se realice en condiciones de gratuidad y sobre todo de salubridad adecuadas que eliminen la muerte de mujeres a causa de abortos practicados en la clandestinidad y en pésimas condiciones de higiene. Sólo despenalizando el aborto podrá salvarse la vida de miles de mujeres.

La actual penalización del aborto afecta principalmente a las mujeres de la clase trabajadora, a obreras, amas de casa, a las que no tienen condiciones para alimentar a un hijo más, a la estudiante y a la campesina. No afecta a las mujeres de la burguesía, no a aquellas que se pueden internar en un buen hospital y disfrazar el procedimiento de apendicitis, para así seguir jugando el juego de las apariencias.

¿Y quién es castigada? La que ante la desesperación recurrió al remedio casero y tuvo luego que llegar al hospital, en el que será señalada por su crimen, “por atentar contra la vida”. La penalización del aborto es un reflejo más de la doble moral que encanta a la burguesía.

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Los paliativos

Actualmente existen organizaciones serias que se dedican a brindar un servicio de calidad a todas aquellas mujeres que deciden dar por terminado un embarazo. Su trabajo es de reconocerse, sobre todo si se considera que este trabajo se realiza en la clandestinidad por las condiciones legislativas mencionadas. Cuentan con las instalaciones adecuadas para llevar a cabo el procedimiento, brindan atención integral a las mujeres y sus parejas; cuentan con atención psicológica antes y después del aborto, así como una excelente atención médica, en la que primero se realiza un diagnóstico del estado del embarazo para determinar si es conveniente o no, así como el tipo de procedimiento adecuado según los resultados de éste.

Sin embargo, la atención que brindan estas instituciones no resuelve el gran problema de mortandad en mujeres, pues son muy pocas las que saben de la existencia de estas clínicas y éstas no darían abasto para practicar la enorme cantidad de abortos que ocurren en México. 

Es por lo anterior que la legislación del aborto representa una necesidad urgente en México, porque disminuiría de manera considerable el índice de mortandad en mujeres a causa de abortos mal practicados.

Es indispensable apoyar la lucha de todas aquellas mujeres que se pronuncian por la libertad a decidir sobre su proyecto de vida. Esto incluye el acceso a información sobre planificación familiar, anticoncepción y anticoncepción de emergencia, del aborto, los tipos de procedimientos, los riesgos y las causas.

Tema indispensable en nuestro programa de lucha

El derecho al aborto es el reconocimiento al derecho que tiene cada mujer para decidir sobre su propio cuerpo. El programa socialista exige que las mujeres tengamos derecho al aborto de manera gratuita y en condiciones que garanticen nuestra seguridad ante cualquier circunstancia. Es decir, el derecho al aborto no debe estar delimitado a una violación o a condiciones económicas. Los métodos anticonceptivos no son perfectos, y por lo tanto cualquier mujer debe tener derecho a interrumpir un embarazo que no desea.

La consigna de legalización del aborto es prioritaria, no sólo porque se trata de una situación de vida o muerte, sino porque se trata de devolver a las mujeres el poder sobre el cuerpo, derecho negado por el capitalismo, derecho prioritario pero peligroso para los intereses de los poderosos en cuanto a que se nos ha designado el papel de reproductoras y transmisoras de valores. Al poder decidir sobre nuestros cuerpos, podremos decidir sobre muchas cosas más; la consigna capitalista que nos impide apropiarnos de nuestro cuerpo y nos convierte en eterna propiedad, también limita nuestra participación política.

La legalización del aborto es más que una consigna: implica la apropiación de cuerpo y por lo tanto del destino mismo. Es por esto que las políticas en materia de sexualidad en México mantienen un cariz conservador. Hombres y mujeres no contamos con información mínima para prevenir embarazos e infecciones de transmisión sexual, con consecuencias desastrosas: a las altas cifras de mujeres muertas en abortos clandestinos se suman las mujeres que mueren por cáncer cérvico uterino –provocado por una infección de transmisión sexual, el virus del papiloma humano- segunda causa de muerte femenina en nuestro país, esto sin contar las que fallecen por otro tipo de enfermedades; o por el deterioro de la salud resultado de múltiples partos.

Actualmente el Estado responde a las presiones de la iglesia católica que se opone a todo aquello que garantice seres humanos libres: uso del condón, difusión sobre la pastilla del día siguiente, inclusión de temas sobre sexualidad desde la educación básica y aborto. La iglesia se opone a todo aquello que les arrebate un botín precioso: el cuerpo humano, mismo que según ellos no nos pertenece, pertenece a dios y por lo tanto, debe estar al servicio de otros, idea básica de dominación, pilar de la explotación capitalista.

¿Qué pasará cuando hombres y mujeres –especialmente las mujeres- comiencen a decidir sobre su propio cuerpo? ¿Qué ocurrirá cuando contemos con información y tengamos a la mano los medios para vivir plenamente nuestra sexualidad? ¿Qué sucedería con la iglesia si todas tuviéramos acceso a abortos y métodos anticonceptivos gratuitos?  Idea peligrosa, y por lo tanto que debe ser contemplada por el programa de lucha socialista.

En materia de mujeres, hay un gran camino que recorrer, camino en el que, desgraciadamente, han perdido la vida miles de ellas. Sí; quienes peleamos por la legalización de aborto estamos a favor de la vida, de la vida de aquellas que no pueden pagar un aborto en condiciones de mínima higiene. Luchar por la el derecho al aborto libre y gratuito es luchar por la vida, pésele a quien le pese.