Transfobia y Feminismo

Octubre 2021

Este texto fue publicado originalmente el 15/10/21 y editado con añadidos el 17/10/21

Transfobia y Feminismo en México, Las Brujas del Mar.

El feminismo mexicano pasa por una ola de transfobia que ha causado estragos a muchas colectivas, obligándolas el pasado 28 de septiembre a posicionarse a favor o en contra de la implementación de “leyes trans” en sus respectivos países. Uno de los grupos feministas de mayor alcance en México es Brujas del Mar, quienes convocaron en el 2020 al exitoso paro del 9M. En ese entonces el paro fue un total acierto, pues era un llamado a realizar una táctica obrera después de una movilización masiva que tenía total legitimación y apoyo popular, además de contar con la aprobación del Consejo Coordinador Empresarial de México se trataba pues de  una fórmula ganadora. Nadie podía evitar el éxito de tal convocatoria. 

A año y medio del 9M 2020

El paro fue un éxito para muchas mujeres, aparte de las seguidoras de Brujas del Mar y fuera de las empresas del Consejo Coordinador Empresarial, ya que fue una gran oportunidad de parar y abrir la discusión sobre la violencia en los centros de trabajo, al igual que para muchas estudiantes en sus centros de estudio. Más aún, el pasado panista del grupo convocante al paro fue una lección para la izquierda feminista, que no habíamos visto tal oportunidad o no la supimos aprovechar como ellas. 

Sin embargo ahora tenemos un gran problema, pues Brujas de Mar se han destapado como tránsfobas al darle todavía más proyección al ya visible discurso de odio. Tanto que prácticamente todos los grupos feministas del país hemos tenido discusiones respecto a las feministas transexcluyentes (TERF por sus sigals en ingés) en nuestros espacios.

El terfismo en México suele girar en torno a este programa político que presenta Women’s Human Rights Campaign (WHRC, Campaña por los Derechos Humanos de las Mujeres), y como se puede observar, además de Brujas del Mar y Brujas de la Sal, Women’s Liberation Front (WOLF), Partido Feminista de España, Mujeres del PRD, etc., firman dicho manifiesto. Estos son ejemplos de grupos políticos colaboracionistas que llevan al movimiento feminista a hacer alianzas con la derecha más retrógrada como PAN, VOX y Family Policy Alliance . 

El terfismo es una línea política que los partidos del régimen usan, desde el PAN a MORENA, para disputar la dirigencia del movimiento feministas y dividirlo, aunque en las cámaras sus senadores aprueben leyes progresistas y sus burócratas repartan apoyos, saben lo importante que es disputarse la dirigencia en las calles.

Transfobia disfrazada de feminismo

Una consecuencia de que sean cuadros del PAN, PRI, PRD, MORENA o PVEM quienes dirijan el movimiento feminista es que estos partidos transfieren sus programas y métodos al movimiento. Comenzamos ya a observar prácticas clientelares, pérdida de la democracia y una franca disociación de la realidad al puro estilo de régimen gobernante, lo que trae como consecuencia una ruptura al movimiento. El riesgo se torna peligro cuando estos grupos empiezan a actuar en contra de un sector particularmente vulnerable como es la comunidad trans. 

La corrupción en la ideología permite que discursos de odio pasen sin mucha resistencia ni escrutinio a las bases militantes. Así vemos a muchas militantes feministas defendiendo la discriminación hacia la comunidad trans, sin que esto active las alarmas del resto de las compañeras, quienes muchas veces terminan accionando a favor de estos grupos odiantes.

Por lo que se puede entender de sus documentos y debates, el gran coraje de las TERF’s es que la ONU ya no quiere que los estados financíen sus caridades excluyentes. Todo el discurso TERF está en términos de derechos humanos y de lo que estos grupos dicen que la ONU puede o no financiar, pero lo hacen combinando consignas legítimas con discursos de odio y pseudociencia. 

Por poner un ejemplo, la WHRC afirma que “Los recientes cambios en documentos, estrategias y acciones de Naciones Unidas que reemplazan las referencias de la categoría de sexo, que es biológica, por el lenguaje de ‘género’, que se refiere a los roles sexuales estereotipados, han generado una confusión que a la larga pone en peligro la protección de los derechos humanos de las mujeres”. Es verdad que la ONU ha elaborado nuevos documentos en torno a la cuestión trans, pero tanto la afirmación de que el sexo es biológico como la definición de género que dan son ciertas solo de forma parcial. 

Decir que la biología es sexo y lo social género quizá vaya bien en una clase de bachillerato, sin embargo para debatir con documentos como los Principios de Yogyakarta, que es lo que las TERF’s plantean, se necesita un entendimiento mucho más profundo de estos fenómenos humanos. Ni la biología ni la sociología están al nivel de la declaración de WHRC, ya que ambas disciplinas científicas entienden al sexo y al género como fenómenos complejos que no pueden simplificarse de esa forma, si de crear leyes se trata. 

De hecho las instituciones científicas suelen deslindarse de estos discursos discriminatorios, pues en realidad no importa por qué una persona es mujer, por qué es trans, por qué es gay, si es biológico o social, etc., lo realmente importante es no discriminar, que el estado no niegue atención alguna ni documento ni trámite solo por ser trans. 

¿Solo dos sexos?

Lo que realmente dice la biología respecto al sexo en la especie humana es que se trata de un mecanismo complejo con potencial de cambio, algo mucho más que tener cromosomas XX o XY.  Aunque claramente existen dos tipos de grupos en la humanidad, hombres y mujeres, no quiere decir que estas categorías correspondan a objetos o procesos biológicos bien identificados. Además, la experiencia humana del sexo no es comparable con la de otras especies animales,  hacerlo es poner al mismo nivel recetarios de cocina para humanos con recetarios para comida de perro, sólo porque ambas especies necesitan comer para sobrevivir. Claramente la legislatura en materia de alimentos no puede poner los mismos estándares para cachorros que para bebés.

Más aún, no hay ninguna ley biológica o física que diga que toda persona tiene que encajar en una de las dos categorías, pues en realidad estas se construyen con base en la experiencia de cada quien. Todos tenemos noción de lo que es ser mujer o ser hombre, pero eso no nos viene de la biología, sino de lo que observamos cada día, y por lo tanto no podemos obligar a alguien a reconocerse en alguna categoría de nuestra visión particular y mucho menos podemos negarle derechos civiles por no hacerlo.

Tampoco tenemos el derecho de cuestionar la existencia de una persona solo por tener una característica particular. Preguntas como ¿por qué eres trans? equivale a preguntar ¿por qué No eres trans? o ¿por qué eres lesbiana? o ¿por qué eres heterosexual?, se trata pues de cuestionamientos que se entienden políticamente incorrectos, ya que nadie sabe sus respuestas y usualmente se usan para atacar a las comunidades vulnerables. Podemos descansar sin saber por qué somos gay o heteros, lo importante es que no se nos discrimine por tales características.

Pero las TERF’s hacen del cuestionamiento hacia la comunidad trans su bandera. Mediante argumentos pobres construyen un imaginario donde el gran malvado es el “lobby cuir” y las grandes salvadoras son ellas. Su visión dicotómica y sus intereses políticos las llevan a presionar a otras colectivas y militantes a posicionarse a favor de ellas. 

Colaboracionismo de clase.

Si alguien decide tomar una postura contraria o cuestionar la existencia física del “lobby cuir”, ellas hacen equivalente la disidencia a ser ignorante, macho, alienada, aún cuando la acusación la hagan contra sus propias compañeras feministas. Explotan la imagen cultural que se tiene de las personas trans como desviadas, enfermas y perversas, al tiempo que se esparce este discurso de odio disfrazado de feminismo.

Este discurso dicotómico es conveniente a las TERF’s para que no se cuestionen sus alianzas y no se discuta. ¿Qué podría haber más allá del marco de derechos humanos? ¿Podrían haber enemigas de clase dentro de los grupos feministas? ¿Qué otros mecanismos de financiamiento que no dependan de la ONU son válidos?

Por cierto, George Soros sí existe (lol), y sí paga (LOL). Soros es un burgués conocido como “el hombre que provocó la quiebra del Banco de Inglaterra”, que se hizo multimillonario durante la catástrofe financiera en Inglaterra conocida como Miércoles negro. Pero las TERF’s no cuestionan la legitimidad de la fortuna de Soros, no denuncian las pérdidas a la clase trabajadora que implican sus ganancias, lo que denuncian de Soros es que parte de su fortuna que dedica a obras caritativas, vía financiamiento a proyectos de la ONU, vaya a proyectos contra la discriminación de la comunidad trans y no a los proyectos de ellas, como abrir albergues donde solo se admiten mujeres cis.

La frase de “Lenin”

El Partido Feminista de España dirigido por Lidia Falcón se atreve a afirmar en una de sus cuentas de twitter: “Nuestro objetivo ahora y ya es que la Ley Trans no se apruebe y como decía Lenin: nos alinearemos con el diablo para conseguir lo que queremos”, con ello busca justificar su alianza con VOX. 

Señoras, antes que nada la frase es de Trotsky y no de Lenin, y lo que ustedes no dicen en su tuit es que la frase está contenida en el texto “Por un frente único obrero contra el fascismo”, reproducimos el fragmento de interés:

¡Ninguna plataforma común con la socialdemocracia o los dirigentes de los sindicatos alemanes, ninguna publicación, ninguna bandera, ningún cartel común! ¡Marchar separados, golpear juntos [al fascismo]! ¡Ponerse de acuerdo únicamente sobre la manera de golpear, sobre quién y cuándo golpear! Uno puede ponerse de acuerdo con el diablo, con su abuela e incluso con Noske y Grzesinsky. Con la única condición de no atarse las manos.

Lo que Trotsky quería decir con esta frase es que se rompiera el sectarismo de los socialistas y realizaran una alianza táctica, manteniendo completa libertad ideológica para golpear al fascismo y evitar su ascenso… Y lo que ustedes están haciendo es usar frases trotskistas para justificar alianzas donde se subordinan ideológicamente a la extrema derecha ¡Señoras, Basta!

¿Discriminar? ¡Qué vintage!

En palabras de Marina Sáenz, primera catedrática trans en España: “Cuando se acepta el modelo genitalista que promueven las TERF’s se está aceptando el mismo modelo que el patriarcado nos ha ofrecido siempre… Nosotras [las mujeres trans] hemos existimos desde hace decenios y eso no ha puesto en cuestión a la mujer… Lo que se está defendiendo es la exclusión de determinadas personas del espacio público, y si es eso lo que están defendiendo [las TERF’s] que lo digan con claridad, y que digan con claridad que coinciden con determinados grupos integristas y ultranacionalistas que son profundamente antifeministas”.

Como señala Láurel Miranda, periodista y activista trans, en este momento es necesario señalar la transfobia de Brujas del Mar y otros grupos para advertir a los medios y a la militancia de estas ideas retrógradas. Necesitamos visibilizar las posturas reales (consensos y disensos) de la comunidad trans, escuchar sus voces y análisis, y apoyar a este que es uno de los sectores más golpeados de la sociedad.

¿Se nos arruga la verruga porque son feministas?

Dice Dhalia de la Cerda, codirectora de la colectiva feminista Morras Help Morras, que las feministas transexcluyentes son antiderechos: “Y hay que decirlo sin miedo igual como lo hacemos con los provida, los antinmigrantes, los fascistas, los racistas y los nacionalistas. ¿O se nos arruga la verruga porque son feministas?… Lo que más me ofende de las feministas anti-derechos es que posicionan su pensamiento como el top del racionalismo, el sentido común y las preguntas complejas, y no es así. Su pensamiento no es lógico, es determinismo biológico. Su pensamiento no es crítico, es falaz y chantaje emocional, sus preguntas no son profundas, son básicas.”  Y no importa en boca de quién se alcen estos argumentos falaces, así sea la misma Marcela Lagarde.

En palabras de Elsa Ruiz , youtuber trans, “es tristísimo que si hablamos de Lidia Falcón hoy en día sea por su odio hacia las pesonas trans y no porque su torturador ‘Billy el niño’, que además de a ella ha torturado a tantas personas durante el franquismo, muriese sin ser juzgado por sus crímenes… Fuerte abrazo a todas las personas trans ¡No podrán con nosotres!”

Las feministas necesitamos fortalecer nuestro pensamiento crítico, cuestionar lo que leemos más allá de si nos parece lógico o no, investigar desde qué posición de clase se hace y qué tipo de repercusiones tienen las ideas que defendemos. Debemos denunciar aquellas que se montan en el feminismo para esparcir propaganda antiderechos. También hay que decir que el “anarquismo feminista” que no se toma con seriedad el estudio histórico y no plantea estrategias políticas realistas, al no tener una postura de clase firme, termina haciendo el juego al aparato burgués.

Nuestras estrategias no pueden girar solamente en torno a defender el derecho de las mujeres  a aparecer en la boleta o quedar como pluri o en recoger las migajas que vía apoyos sociales esparce el Estado. Montar un tianguis tampoco es una estrategia revolucionaria, es una estrategia comercial que otros grupos como el PRD ya han usado, y si bien puede ser un apoyo para algunas, no resuelve el hecho de que la enorme mayoría de mercancías que usamos y vendemos se sigue produciendo y comercializando con base en la explotación de muchas mujeres, hombres e infancias. La lucha debe siempre trascender hacia la erradicación de cualquier forma de explotación y opresión, si no ¿de qué se trata todo?

 ¡No pasarán!

Trotsky en “Bonapartismo, Fascismo y Guerra, uno de sus últimos escritos, caracteriza las condiciones en las que se desarrolla el fascismo:

Tanto el análisis teórico como la rica experiencia histórica del último cuarto de siglo demostraron con igual fuerza que el fascismo es en cada oportunidad el eslabón final de un ciclo político específico que se compone de lo siguiente: la crisis más grave de la sociedad capitalista; el aumento de la radicalización de la clase obrera; el aumento de la simpatía hacia la clase trabajadora y un anhelo de cambio de parte de la pequeña burguesía urbana y rural; la extrema confusión de la gran burguesía; sus cobardes y traicioneras maniobras tendientes a evitar el clímax revolucionario; el agotamiento del proletariado; confusión e indiferencia crecientes; el agravamiento de la crisis social; la desesperación de la pequeña burguesía, su anhelo de cambio; la neurosis colectiva de la pequeña burguesía, su rapidez para creer en milagros; su disposición para las medidas violentas; el aumento de la hostilidad hacia el proletariado que ha defraudado sus expectativas.  Estas son las premisas para la formación de un partido fascista y su victoria.

En el Partido Obrero Socialista, a diferencia del terfismo, no creemos que esté desatada una oleada fascista que pudiese borrar a las mujeres, o a cualquier otro sector, de toda la tierra, en ningún sentido. Pero sí creemos que debe estudiarse con mucho cuidado y tino el fenómeno fascista, cuya amenaza es particularmente inquietante en momentos de crisis, pues las grandes crisis son su caldo de cultivo. Y cuando en medio de una gran crisis como la provocada por la pandemia sectores de la pequeña burguesía hacen alianzas para atacar a sectores vulnerables del proletariado… ojo amiga, mucho ojo. Cualquier ejemplo de este tipo merece si no nuestra alarma sí nuestra atención.

Ningún Lobby Cuir va a borrar a nadie, y las transexcluyentes no van a borrar los derechos de las personas trans ¡Porque no lo vamos a permitir! No nos desgastemos tratando de dialogar con el Partido Feminista de España o con Brujas del Mar, concentrémonos en estar preparadas, en desarrollar la teoría y práctica necesarias para lo que se puede venir en esta crisis pospandemia. En nuestro continente tenemos múltiples ejemplos de sociedades donde el género no es binario, el discurso odiante no puede contra esa realidad. Pero debemos ser capaces de repeler este y cualquier otro discurso que intente dividirnos y enviciar nuestro pensamiento crítico para justificar conductas discriminatorias. 

En palabras de Charlotte Strauss del Freedom Socialist Party: “Para continuar la lucha contra la transfobia de derecha se requiere una fuerte coalición multirracial y multigeneracional de todos los géneros, feministas y trabajadores…”, es el trabajo, el sustento, el reconocimiento legal, los derechos civiles… en fin, los derechos humanos de las personas trans lo que está en juego. 

Construyamos un feminismo de clase, agrupémonos en organismos construidos alrededor de programas políticos incluyentes y respetuosos de los derechos humanos de todas las personas y sin restar importancia a la movilización permanente. Organizaciones como el POS, Aborto Legal México, el CRIR, Radical Women son ejemplos de esto, colabora con nosotras. 

No olvidemos nunca que el enemigo no es la comunidad trans, es el patriarcado, es el capitalismo.