¡Los trabajadores colombianos llevan a cabo una huelga general, enfrentan la represión y derrotan el ataque del gobierno de Duque!
El 28 de abril, los trabajadores colombianos lanzaron una poderosa Huelga General, que fue brutalmente reprimida por el gobierno de Iván Duque. A partir de ese día, 35 manifestantes fueron asesinados en Colombia y hubo 503 presos políticos en solo 3 días.
El 28 de abril, los trabajadores colombianos lanzaron una poderosa Huelga General, que fue brutalmente reprimida por el gobierno de Iván Duque. A partir de ese día, 35 manifestantes fueron asesinados y hubo 503 presos políticos en solo 3 días.
Solo hasta el 1 de mayo también se reportaron 10 casos de violencia sexual contra mujeres por parte de policías, 42 casos de abuso contra defensores de derechos humanos, 208 heridos y 18 manifestantes con graves heridas en los ojos (con pérdida de algún ojo en la mayoría de ellos), según la organización Defender la Libertad. La represión continúa y se han documentado ejecuciones sumarias de manifestantes, con policías y militares disparando a matar.
Aun así, la lucha fue creciendo día a día y consiguió un gran triunfo en la que era la agenda principal de la huelga general: el retiro del proyecto de reforma tributaria de Iván Duque. La “reforma” fue un ataque brutal a los trabajadores, quienes tendrían un aumento del 19% en los impuestos a los servicios públicos, como el gas y la energía.
Después de muchos combates directos en las calles y enfrentamiento violento con la policía asesina, Duque tuvo que retirar su proyecto del Congreso el 02/05, y el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, renunció un día después.
Pero, desde entonces, la lucha ha sido por la completa revocación de la propuesta y no solo por la exclusión de los puntos más polémicos, además del derrocamiento del propio presidente Duque. La única forma de evitar que se reintroduzca la reforma fiscal es derrocar a Duque, que no renunciará a aplicar sus ataques.
El aumento de impuestos fue su principal proyecto, pero Duque también propone cambios y reformas en la legislación laboral, en el área de salud y seguridad social, en un “paquete” contra los trabajadores y los explotados.
Ahora es el momento de seguir adelante con las victoriosas jornadas de lucha y derrocamiento del gobierno, además de exigir la detención de los militares y policías involucrados en la represión, comandantes del ejército y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad); el ministro de Defensa, Diego Molano; y el presidente Duque, por el cobarde asesinato de 35 manifestantes. También es necesario detener al ex presidente Álvaro Uribe, de quien Duque es seguidor, y quien defendió “el derecho de policías y soldados a usar armas”, insuflando los asesinatos de activistas que siguieron.
Además de las muertes confirmadas hasta la fecha, todavía hay activistas desaparecidos en la ciudad de Palmira, donde se han reportado las acciones más violentas, y en Cali. También se produjeron crímenes contra manifestantes y represión violenta en las ciudades de Popayán, Bogotá, Ibagué y Pereira.
Mientras más represión sufría, más luchaba el pueblo. Luego de las matanzas habidas entre el 28 de abril y el 1 de mayo, y el retiro del proyecto el día 2 de ese mes, las manifestaciones continuaron muy fuertes en los días siguientes, con trabajadores, maestros, taxistas y muchos otros sectores paralizados, junto a una enorme vanguardia juvenil al frente de las manifestaciones.
El 5 de mayo se llevó a cabo una gran manifestación exigiendo el cumplimiento de medidas económicas en favor del pueblo, mejoras en los sistemas de pensiones, el trabajo, la salud y la educación, además del fin de la militarización de las ciudades y para garantizar las libertades democráticas.
Colombia vive una situación revolucionaria
Duque fue derrotado en la batalla por los aumentos de impuestos y su ministro de Finanzas tuvo que dimitir. La reforma tributaria propuesta agravaría mucho más la ya mala situación del pueblo colombiano, ya que incrementó el impuesto al valor agregado (IVA) sobre alimentos y combustibles, además de la tasa del impuesto sobre los salarios de los trabajadores. Fue una gran victoria derrotar este ataque, pero las luchas no se han detenido y no pueden parar, porque la explotación de la clase obrera es mucho más profunda.
¡Colombia tiene una tasa de desempleo del 16,8% y una pobreza que llega al 42,5% de la población total! La pobreza y el hambre han crecido enormemente durante los tres años del gobierno de Duque, además de los efectos de la pandemia, que mató a miles de colombianos sin atención médica adecuada en los hospitales ni medidas para frenar el contagio incontrolado del Covid-19.
La respuesta de Duque a las movilizaciones masivas siempre ha sido una represión violenta. Ha habido más de mil asesinatos de ex combatientes de las FARC (que entregaron sus armas luego del acuerdo de paz de 2016), sindicalistas, campesinos, indígenas y defensores de derechos humanos. Las masacres contra manifestantes de los últimos días son la continuación de este método violento, pero ahora, la furia de millones de colombianos ha puesto a Duque en jaque y es necesario aprovechar este ascenso en la lucha y debilitamiento del gobierno para terminar de derrocarlo.
No es “solo en contra de aumento de los impuestos” que los colombianos toman las calles y siguen enfrentándose con valentía a tiros, bombas y detenciones policiales. Las protestas se llevan a cabo desde 2019 y esta es la tercera ola de grandes luchas en el país.
En noviembre de 2019, miles de colombianos tomaron las calles para protestar contra Duque, en una lucha de más de 3 semanas, uniendo sindicatos, estudiantes, indígenas, ambientalistas y manifestantes en general, a favor de la educación pública gratuita, contra la corrupción y contra el asesinato de activistas sociales y exguerrilleros. En esta ola de enfrentamientos, hubo 4 muertos y unos 500 heridos.
En 2020 se repitieron fuertes movilizaciones, contra la brutalidad policial y el asesinato de Javier Ordoñez en Bogotá, luego de que Javier fuera torturado por la policía. La policía, que durante mucho tiempo fue relativamente respetada por algunos sectores urbanos por su discurso de “lucha contra el ‘terrorismo’ de la guerrilla”, es cada vez más identificada como una organización cobarde, violenta contra el pueblo desarmado y enemiga de los trabajadores.
Durante los días de las manifestaciones en 2020, al menos 13 luchadores fueron asesinados a tiros, la mayoría de ellos muy jóvenes, y cientos más resultaron heridos por balas. La alcaldía de Bogotá informó que policías uniformados dispararon indiscriminadamente contra civiles, pero solo en abril de 2021 uno de los oficiales fue condenado por la muerte de Javier Ordóñez.
Los ataques a los derechos de los explotados y la violencia contra quienes luchan nunca han cesado. Luego vino la reciente propuesta de subir los impuestos y estalló la Huelga General y un proceso insurreccional en Colombia. El levantamiento de 2021 es la continuación de una situación revolucionaria, en la que los de arriba ya no pueden gobernar y vivir como antes, y los de abajo ya no quieren ni aceptan sufrir tantos ataques.
¡Abajo Duque y el Congreso! ¡A construir cuerpos de autodefensa y lucha, con un programa obrero!
Los trabajadores y la juventud han mostrado su fuerza en estos días y han impuesto una gran derrota al gobierno, al Congreso, a las fuerzas represivas y a la burguesía colombiana e imperialista, cuyo plan era echar aún más los costos de la crisis económica sobre la clase trabajadora.
Ahora, es necesario salir a las calles y derrocar al gobierno, arrestar a los responsables de la violencia y los asesinatos, e imponer un gobierno de la mayoría de la población, que pueda acabar con el desempleo, la miseria y las deudas. Los trabajadores tienen el poder de paralizar la producción capitalista y derrocar a todos los que los atacan. El levantamiento popular que se está produciendo en estos momentos es una prueba más de esta fuerza y es el momento para avanzar aún más.
Es fundamental que los sindicatos, centrales sindicales, organizaciones de base, campesinas, indígenas y juveniles impulsen comités de luchas por barrios y ciudades, desarrollen la autodefensa contra las agresiones policiales y militares y luchen por un gobierno obrero. El Comité Nacional de Huelga, que agrupa a la mayoría de entidades reformistas y sindicatos, debe dejar de ser controlado burócratas y avanzar en la profundización de la lucha popular.
Es necesario derrocar a Duque y al Congreso y expropiar bancos, contratistas, terratenientes y grandes empresarios. La burguesía es responsable de la crisis económica, política y social que vive Colombia, y los explotados deben luchar contra todos los explotadores y las instituciones burguesas que los protegen.
El levantamiento colombiano debe convertirse en una revolución que requiere empleo, aumento de salario, tierra, derechos democráticos y mejores condiciones de vida, que solo pueden ser garantizados con la destrucción del capitalismo y la lucha por el socialismo.
Inconscientemente, este ya es el contenido de la lucha en Colombia, ya que no es posible atender las demandas de las protestas sin atacar a todo el Estado burgués y la propiedad capitalista. Pero es necesario que los trabajadores avancen de esta manera a través de la construcción de un organismo de doble poder, oponiendo el poder popular al poder burgués, al mismo tiempo que se desarrolla una dirección revolucionaria. ¡La clase trabajadora y la juventud de Colombia muestran el camino!
El Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario (CRIR) está compuesto por el Partido Socialismo y Libertad (Argentina), el Freedom Socialist Party (Estados Unidos y Australia), el Movimiento Revolucionario Socialista (Brasil) y el Partido Obrero Socialista (México). Establecido en 2013, el CRIR es un esfuerzo para promover la colaboración entre fuerzas revolucionarias en torno a una plataforma común que prioriza la promoción del liderazgo revolucionario de las mujeres en todos los ámbitos políticos.
2 thoughts on “Una Insurrección en las calles de Colombia”
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