Este artículo fue publicado originalmente en la Revista CORREO Internacional en AGOSTO 1990 AÑO 7/N 49 se publicó en el 50 aniversario de asesinato, la publicación fue titulada como: A 50 años del asesinato TROTSKY VIVE
La Revolución Rusa de Octubre conmocionó al mundo en 1917 y cambió la historia de la humanidad. Por primera vez mostró que en la práctica es posible comenzar a construir una sociedad sin explotadores, la sociedad socialista. Las masas obreras y campesinas pudieron hacer la revolución porque estaban dirigidas por un partido revolucionario: el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky.
Hoy se trata de minimizar este hecho colosal que protagonizaron las masas y se intenta culpar a Lenin y Trotsky de la posterior degeneración burocrática del stalinismo. Quieren ocultar que, bajo el régimen leninista, los comités soviéticos, los comités de fábrica y demás organismos obreros, campesinos y soldados, deliberaban, libre y apasionadamente, sobre todos los problemas.
Todas las decisiones eran sometidas a asambleas del Partido y de los soviets. De ese modo funcionaba una ardiente democracia obrera que no negaba ninguna libertad y sus adversarios con tal de que no tomaran las armas contra los soviets.
Esta revolución social que impuso el control de los trabajadores sobre toda la sociedad, por lo que se llamó “dictadura del proletariado”, mostró ser realmente la más amplia democracia para los trabajadores.
La autoridad de Lenin y Trotsky reposaba sobre el constante llamamiento a las masas, a su adhesión, a su iniciativa. Los resultados diarios eran sorprendentes, de allí su prestigio. Los campesinos que se apropiaron de las tierras de los terratenientes se vieron respaldados por el nuevo Estado que se había construido; los soldados que durante la guerra imperialista desertaban desmoralizados y aterrorizados por la carnicería sin sentido, volvieron a empuñar las armas pasando a formar parte del heroico Ejército Rojo, organizado por Trotsky.
Los trabajadores le quitaron a los capitalistas sus fábricas y bancos, pusieron todas las palancas fundamentales de la economía en manos del nuevo Estado, dirigido y controlado por ellos mismos.
Trotsky no sólo fue el orador de la revolución más popular entre las masas, sino que era reconocido por que en setiembre de 1917 había si do elegido presidente del principal soviet, el de la ciudad de Petrogrado (Leningrado) [San Petersburgo].
Desde ese puesto organizó la célebre Guardia Roja y el Comité Militar Revolucionario del soviet, que en Octubre llevaron adelante la insurrección y la toma del poder.
El propio Stalin reconoció en 1918 el papel de Trotsky en la revolución: “Toda la labor práctica de la preparación del movimiento corrió directamente a cargo del presidente del soviet, Trotsky. Y puede afirmarse con absoluta seguridad que si la guarnición se pasó tan rápidamente al lado de los soviets y los trabajos del Comité Militar Revolucionario se organizaron tan acertadamente, el Partido lo debe, muy en primer término, al camarada Trotsky”. (Diario Pravda 6/11/1918).
Iniciada la guerra civil, Trotsky encaró la tarea de organizar, bajo el fuego enemigo, el Ejército Rojo. Partiendo de 35 mil combatientes de la Guardia Roja llegó a organizar un ejército de 5 millones de soldados que, en poco más de medio año, liberó un millón de kilómetros cuadrados de las tropas enemigas, logrando la victoria dos años más tarde.
Máximo Gorki narra una entrevista con Lenin: “Dando un puñetazo en la mesa Lenin dijo: ¡Y bien, cítenme ustedes a un hombre que sea capaz de levantar, en el plazo de un año, un ejército casi modelo y que además haya conseguido conquistarse el respeto de los especialistas militares! ¡Nosotros lo tenemos! ¡Nosotros tenemos todo! ¡Y hemos de hacer maravillosas!” (Reproducido en el libro de Erich Wollemberg “El Ejército Rojo”, Antídoto, Bs. As., 1989).
Lenin y su compañero Trotsky crearon en 1919 la III Internacional. Las resoluciones de sus cuatro primeros Congresos, muchas de las cuales fueron redactadas y defendidas por Trotsky, hoy siguen siendo un guía para los verdaderos internacionalistas.
Muerto Lenin en 1924 y llegada la camarilla de Stalin al poder, Trotsky quedó como el máximo representante y defensor de las conquistas de la Revolución de Octubre, del socialismo con democracia. Por eso, Stalin lo mandó matar, porque Trotsky era el depositario de esa experiencia y de la tradición de las luchas obreras y del marxismo revolucionario.
En estas páginas reproducimos las declaraciones de un alto funcionario soviético de la actualidad, el general Dimitri Volkonov, afirmando que Stalin siempre temió a Trotsky, aun en el exilio.
¿Por qué un personaje tan poderoso como Stalin, que estaba a la cabeza del Estado soviético, con sus inmersos recursos económicos, militares y de todo tipo se dedicó a perseguir encarnizadamente hasta su asesinato a un hombre exiliado y después a ocultar su memoria? ¿Qué podía temer?
Stalin temía al prestigio de Trotsky en la URSS y en el movimiento obrero mundial. Stalin temía, con toda razón, que Trotsky pudiera encabezar la futura oleada de luchas revolucionarias en la URSS y en Europa. Temía que Trotsky pudiera organizar una nueva dirección internacional que condujera al triunfo de una nueva revolución. Temía, que Trotsky condujera con éxito la batalla de los trabajadores por derrocar a la burocracia, en Rusia y se volviera a conquistar la democracia socialista.
Trotsky era un peligro mortal para la burocracia porque era la memoria viva de la Revolución de Octubre. Por eso lo mataron. Pero también por eso Trotsky vive en la revolución política, en la revolución social y en la lucha mundial de los trabajadores.
Stalin firmó la orden
“Fue Stalin quien ordenó asesinar a Trotsky. Así lo demuestra un documento que he encontrado en los archivos del NKVD y que he fotografiado”, reveló el General Dimitri Volkogonov, director del Instituto de Historia Militar de la URSS, en una entrevista hecha por Enrico Singer y publicada por los diarios “La Stampa” de Italia y “El Mundo” de España. (30.7.90) A lo largo de la entrevista, Volkogonov decía que este hecho lo descubrió al escribir su libro sobre Stalin, publicado el año pasado [1989] y para lo cual tuvo el privilegio de acceder irrestrictamente a los archivos de la NKVD (la agencia secreta soviética).
“He encontrado los documentos personales de Stalin referentes a Trotsky, incluidos los que tienen que ver con la decisión sobre su suerte, con la caza de Trotsky. “Stalin había tomado la grave decisión de liquidar a Trotsky y todos los meses convocaba a Beria (jefe de la policía de Stalin) para estar al corriente de la operación”, agrega Volkogonov, quien consultó cuarenta mil documentos, según informa.
Enrico Singer: Muchos historiadores occidentales han escrito que la decisión de eliminar a Trotsky la tomó Stalin en 1936, cuando se publicó el libro “La Revolución Traicionada”. ¿Está usted de acuerdo? Volkoqonov:-Aquel libro de Trotsky desempeñó un papel fatal. Aceleró el ritmo de la caza que había comenzado ya oficialmente en 1934. Ese libro, en ejemplar único, llegó al Kremlin en diciembre de 1936. Y a los tres meses Stalin comenzó las salvajes purgas políticas dentro del Partido.
ES: ¿Quiere decir que seguía temiendo a Trotsky, aunque estaba en el exilio?
DV: SI, Stalin le tuvo siempre miedo.
El relato continúa con las peripecias de la NKVD para organizar atentado: contra los disidentes del stalinismo en todo el mundo.
Es: ¿Ha encontrado en los archivos la orden concreta de la operación que llevó a cabo en México?
DV: SI, ese documento existe. Está entre los que tengo fotocopiados.
Está firmado por Stalin personalmente. Pero para no asumir la responsabilidad él sólo, hizo que lo firmaran también otros miembros del Politburó. El documento se firmó en septiembre de 1931. Pero en 1934 una nueva orden aprobó la operación concreta. Los firmantes del documento, aparte de Stalin, son Klement Voroshílov, Viacheslav Molotov y Grigori Ordzhonikidze.
Por otro lado, Volkogonov en la misma entrevista hace una descripción de lo que para él fue Trotsky: “Fue el segundo personaje de la Revolución y de la guerra civil, estuvo muy próximo a Lenin, fue un nombre de elevado nivel cultural, de gran inteligencia, brillante propagandista y gran orador. Su mayor mérito consiste en que, del principio al fin, fue el único en pronunciarse contra Stalin. En los momentos más difíciles v dramáticos de los años veinte, tuvo el valor, la valentía histórica de oponerse a Stalin. Eso ya es motivo suficiente para que Trotsky entre para siempre en la historia”.