Por Ricardo Valencia
El gobierno federal ha anunciado con bombo y platillo que México se aproxima a tener un sistema de salud pública como Dinamarca. La propuesta es tener un sistema de salud federal universal, lo que conlleva a una aplicación a raja tabla de condiciones de trabajo precarizadoras, que afectarán a todos los trabajadores de la salud del país.
IMSS Bienestar, segundo intento centralizador
El 31 de agosto de 2022 el Gobierno Federal echó a andar le Organismo Público Descentralizado IMSS Bienestar, con el cual pretende desaparecer todos los organismos de salud estatales, y remplazarlos con un único sistema de salud federal. Este es el segundo intento de centralizar la salud pública, después del fracaso del INSABI, propuesto por López Obrador como solución a todos los problemas que enfrenta la salud pública en México.
En entrevista realizada a Fabián Infante, licenciado en enfermería y trabajador del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), nos comenta que:
… el Presidente [de la República] ya había dado la indicación a Zoé Robledo de que se tomara como base el programa IMSS Bienestar de la década de los 70, el de Echeverría.
El sistema de salud en México es un tema complejo pues no solo conviven sistemas y subsistemas de salud, cada uno con sistemas de financiamiento diferentes, que también conviven varios sindicatos entre enormes y pequeños, mismos que están distribuidos en un país tan diverso como el nuestro, donde las necesidades de la población son muy distintas. Estos, entre otros puntos, hacen que el tema de la salud pública sea muy complejo.
Esta unificación de todos los sistemas de salud pública representa ya, una tendencia del Gobierno Federal que pretende centralizar la administración de distintos sectores estatales. La centralización trae consigo una concentración de los recursos públicos para el funcionamiento de las instituciones y, al mismo tiempo, una centralización de los poderes públicos.
Condiciones de los trabajadores de la salud
La pandemia demostró que el sistema de salud en México no estaba preparado para soportar el COVID-19, es más, demostró que en condiciones normales, el sistema de salud pública estaba rebasado. Al inicio de la pandemia había un déficit de alrededor de 872,000 trabajadores de la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No solo había y sigue habiendo una falta de trabajadores de la salud, sino que las condiciones en que trabajan son precarias, falta de equipo médico, de insumos, de medicamentos y no menos importante, de contratación laboral.
Miles de trabajadores de la salud prestaban sus labores con contratos por honorarios o con contratos de trabajo temporales de tres o seis meses, con salarios bajos y sin ningún tipo de acceso a mayores prestaciones económicas.
La pandemia sirvió para que el descontento de la fuerza de trabajo en el sector salud estallara. Desde 2020 hasta la fecha, ha habido cientos o miles de protestas y movilizaciones de este sector, tanto a nivel local como federal.
Fabián Infante nos comenta que todas estas protestas han tenido que realizarse por fuera de todas las organizaciones sindicales.
… la gran mayoría de trabajadores que se han atrevido a pensar y actuar diferente han terminado en sanciones administrativas que derivan es recisión de contratos […] cualquier disidencia termina siendo despedida por órdenes del sindicato.
O sea que hay miles de trabajadores de la salud pública que tienen una gran necesidad de mejorar sus condiciones de trabajo, sin embargo, sus sindicatos les retienen y niegan la posibilidad de luchar a través de ellos.
La federalización precarizadora
Al momento que se crea el IMSS-Bienestar, los demás subsistemas de Salud locales son absorbidos por este, lo que implica que todos los trabajadores también son absorbidos por este nuevo organismo. En el Decreto que lo crea, establece que sus relaciones de trabajo se regirán por el Apartado B del Artículo 123 de la Constitución Federal, es decir, son considerados como trabajadores al servicio del Estado. Cabe recordar que este régimen contempla muchas limitaciones a los derechos sindicales.
López Obrador anunció en una de sus conferencias matutinas que con el IMSS-Bienestar todo el personal sería basificado, es decir, contarían con un contrato de trabajo. Sin embargo, sobre las condiciones de esas contrataciones no se habló más.
Según Fabián Infante y sus compañeros activistas, las condiciones de trabajo se homologaron a nivel nacional, es decir, se puso un piso parejo para todo mundo en el IMSS-Bienestar, pero esta homologación significó una degradación a sus condiciones de trabajo.
… consideramos que Zoé Robledo [Director General del IMSS] junto con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y Luisa María Alcalde [Secretaria del Trabajo] fraguaron la degradación laboral de los trabajadores de la salud en la homologación.
Nos dice que en el proceso de unificación de las condiciones de trabajo de todo el sector salud, el Gobierno Federal hizo una mezcla entre las Condiciones Generales de Trabajo de la Secretaría de Salud (SSA) federal, el IMSS y las Condiciones de los subsistemas estatales.
… todas las profesiones fueron homologadas a la categoría A de las Condiciones Generales de Trabajo de la Secretaría de Salud, es decir, no tomaron en cuenta las categorías B y C porque son más caras y tienen más derechos.
Este proceso implica que en términos reales haya una disminución de hasta el 50% del salario de las Categorías más altas de trabajadores de la Salud, y como son trabajadores de un nuevo organismo estatal no cuentan con Sindicato ni contratación colectiva, por lo que pierden casi todos los derechos adquiridos en décadas de lucha por este sector, lo que representa una pérdida de ingresos por prestaciones económicas cerca del 70%.
Una de las demandas más sentidas de este sector desde hace más de diez años ha sido su contratación, su base, es innegable que este gobierno ha basificado a miles de trabajadores, pero con contratos precarios, baratos.
Por otro lado, tenemos que el proceso de basificación ha sido lento, precario e insuficiente, Fabián nos comenta que según estimados de él y sus compañeros activistas, uno de los grandes pendientes que deja López Obrador será la basificación completa de los trabajadores de la salud, nos expone sus razones:
… el gobierno federal en este momento no está dispuesto a invertir en el sector salud, en donde está dispuesto a invertir es en sus proyectos prioritarios, el aeropuerto, la refinería y el tren, allí es donde se está yendo el presupuesto que se necesita para financiar un sistema de salud que aspiraría a estar como en Dinamarca.
Las demandas del sector
En su lucha, el Sector salud ha elaborado algunas demandas por las que se han estado movilizando, las más generales son:
- – Basificación total e inmediata de todos los trabajadores de la Salud.
- – Homologación Salarial a las Categorías A, B y C de la Secretaría de Salud Federal.
- – Respeto a las Prestaciones económicas del Contrato Colectivo de Trabajo del IMSS.
- – Aumento presupuestal a todo el sector de salud pública hasta llegar al 8% del Producto Interno Bruto.
Estas demandas generales se suman a una serie de demandas más particulares y otras que rebasan los límites laborales, como que haya medicamento suficiente para pacientes, que se termine con la corrupción impune en la compra de insumos y medicamentos, entre otras.
La necesidad de una lucha unitaria
La lucha que han emprendido miles de trabajadores de la salud ha dado resultados, de las protestas pequeñas y aisladas que veníamos en un inicio ahora podemos ver protestas y movilizaciones grandes, marchas estatales y regionales, así como un gran número de protestas individuales en sus centros de trabajo.
Podemos ver que, por un lado, hay un proceso de basificación masiva, pero sus condiciones de trabajo son precarias y en muchos casos representan pérdidas considerables de derechos, por lo que la lucha no debe limitarse a obtener las bases, sino al reconocimiento de las Categorías que reconocen la trayectoria profesional y académica.
Los sindicatos de la salud son los más grandes del país, solo después del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por lo que representan una herramienta formidable para luchar por sus intereses como sector y como clase trabajadora, sin embargo, están enquistados por burocracias sindicales autoritarias, herederas del peor sindicalismo gobiernista del PRI, por lo que un eje imprescindible de lucha debe ser la democratización de los sindicatos de la salud y barrer con las burocracias parasitarias que los controlan, más aún, lograr la independencia política de sus sindicatos hacia el Gobierno, de los Partidos Políticos, de la Dirección del Instituto, de los sindicatos pro-patronales y de la burguesía.
La lucha por un mejor sistema de salud pública va más allá de la lucha de sus trabajadores, abarca también al pueblo beneficiado de la salud pública. Millones de personas que trabajan en la informalidad, millones de campesinos, miles de trabajadores de Aplicaciones digitales, millones de jóvenes que trabajan sin ningún tipo de contratación, millones de mujeres jefas de familia sin seguridad social, etc. Por esto mismo, esta lucha abarca al conjunto de la clase trabajadora.
Fabián Infante nos dice con mucha claridad que:
… si no hay consciencia de clase no se está ubicado en que primero que nada que hay un gobierno que te está oprimiendo y que la degradación laboral es una política neoliberal.