Por Cuauhtémoc Ruiz
Las elecciones en el EdoMx y en Coahuila revelaron que los partidos de la burguesía vienen para abajo o son menos fuertes de lo que aparentan. Aquí veremos como incluso Morena, que se presenta como el gran triunfador, reveló debilidad y que importantes contradicciones lo acechan.
Este análisis está dedicado a los trabajadores, sobre todo a los que hoy están luchando, como los de las escuelas del instituto de educación media superior que estallaron en huelga hace unas horas. Su patrón es el gobierno de Morena en la capital, que mostró el cobre capitalista y neoliberal al ofrecerles menos del 3 por ciento de aumento salarial. Nuestra conclusión es que el gobierno que enfrentan puede ser derrotado.
Los partidos burgueses hicieron una gran alharaca en el estado de México, tiraron cientos de millones de pesos en propaganda y en comprar votos, PRI y Morena se sirvieron de los programas sociales y contaron con la ayuda de los grandes medios de comunicación. Finalmente, apenas lograron que la mitad de los electores acudiera a votar, la cifra de participación más baja desde hace más de nueve años. Millones que acudieron a sufragar en 2018 ahora no vieron razones para hacerlo.
Morena y satélites ganaron pero vieron cómo continúa la fuerte erosión de su votación obtenida hace cinco años. En 2018 obtuvieron 4 millones 400 mil votos y esta vez alrededor de 3 millones 150 mil, es decir, perdieron a un millón 250 mil personas. Aun así ganó el nuevo partido oficial, no porque sea fuerte y convincente sino porque sus opositores son peores y cargan con un descrédito histórico.
De acuerdo con las cifras hoy disponibles, Morena obtuvo 2 millones 100 mil votos, la tercera parte de la votación total, o hasta menos. En otras palabras, es un partido minoritario, la minoría más grande, pero muy lejos de ser un partido como los de los sistemas bipartidarios, que cuentan con cifras de más del 40 por ciento. Si consideramos que el partido de AMLO en Coahuila fue humillado al quedarse con un ridículo 20 %, y hacemos un rápido análisis prospectivo, concluimos que en 2024 le costará mucho conseguir, junto con sus aliados, al menos el 40% que la ley exige para que les sean regalados 50 diputados como exige la Constitución reformada a modo del PRI en 1997. Con otras palabras, si Morena y compañía no alcanzan el 40 % dentro de un año perderán la mayoría simple en la Cámara y no podrán ni siquiera aprobar leyes secundarias. Esta vez ganaron la elección en el Estado de México pero necesitaban haberlo hecho con una ventaja mucho mayor, que les permitiera llegar a 2024 con la confianza de hacerse de más de 250 diputados, lo que hoy está en entredicho.
Por el lado del PRI y el PAN en el EdoMx, son los grandes derrotados, y es de esperarse que el control que ejercen sobre sectores campesinos, obreros, populares y de clase media se vea menguado. Las dádivas otorgadas a cientos de miles de mujeres, como el salario rosa, deben terminar en su papel de instrumentos de sometimiento y disciplina política.
Hay que observar que tanto el partido “Verde” como el PT obtuvieron votaciones significativas, lo que les permitirá venderse más caro a Morena: casi una tercera parte de los sufragios conseguidos por Delfina Gómez, poco más de un millón, vinieron de esas organizaciones corruptas. En cuanto a Movimiento Ciudadano, el hecho de que no haya postulado candidato obedeció a que le dejó abierto el camino a Morena para que se beneficiara de su abstención. MC ha intentado mostrase como una “tercera vía”, ni con Morena ni con la oposición, pero a la hora de la hora se postró ante AMLO.
Es cierto, la elección contigua a la CDMX mostró que existe un sector numeroso y tal vez creciente que no se identifica con ninguno de los dos grandes bloques políticos, pero que es reacio a dar su voto a uno de ellos para castigar al otro. A esa masa que ya comprendió que es tan funesta la “oposición” PRI-PAN como Morena, también dedicamos este artículo.