- A la distancia, desde la lejanía, el hecho de que la extrema derecha[1] no haya ganado en estas elecciones es una buena noticia, que se reforzaría con el hecho de que la “izquierda” derrotó arrolladoramente a la derecha, por 59% a 27.5%. Pero las cosas son más complejas.
- Es sobresaliente y un avance que los partidos históricos de la burguesía, el PRI (que tiene 95 años) y el PAN (85) son los grandes derrotados: el primero consiguió apenas el 9.5% de la votación, algo insólito, luego de que en otra época obtuviera hasta el 90%. El PAN registró una votación del 16 %, también muy baja, la menor en décadas. Quizás el PRI no sobreviva a esta debacle y continúe desfondándose, viendo cómo sus afiliados buscan acomodo en otras casas. Con el PAN podría ocurrir algo similar aunque más pausado.
- En otros textos constatamos este fenómeno de crisis (a veces terminal) de las viejas formaciones políticas burguesas en América latina. Es el caso de la UCR en Argentina, el APRA peruano, los viejos partidos venezolanos, etcétera.
- El gran triunfador es Morena y sus aliados del PVEM (verdes) y el PT. El primero obtuvo para su candidata presidencial el 45.5% de la votación; el PV el 7.8% y el PT el 6.4%. Las tres formaciones obtuvieron mejores votaciones que hace seis años, se beneficiaron del colapso de la derecha. PV y PT estiraron un tanto y ya no pueden ser calificados como la “chiquillada” (como despectivamente se les decía). Esta vez entre ambos recibieron 8 millones y medio de votos.
- Si el triunfo del oficialismo ya era rotundo con casi el 60 % de la votación, lo es mayor a la hora de la asignación de diputados y senadores, en el que la coalición gobernante podría contar con poco más del 67% de los legisladores en ambas cámaras, debido a la repartición antidemocrática que establece la ley (les da un 8% más de los cargos ganados) y a maniobras legaloides. Morena tendría entonces el control del poder legislativo y la mayoría calificada para llevar a cabo cambios constitucionales, algunos de los cuales serían muy peligrosos. (como la militarización de la seguridad pública y quizá el control del poder judicial).
- Otro hecho nuevo es la irrupción del partido Movimiento Ciudadano con su nueva careta de tercera opción, crítico tanto del oficialismo como de la derecha. Sus resultados fueron muy buenos, el 10.3% de la votación, más de 6 millones de votos, fue el tercer partido con más votos y con ello aventó al PRI al lugar número 4 en votos.
- Para la izquierda independiente y radical el abrumador triunfo de una opción que se presenta como una formación progresista, en contra de los conservadores y en favor de los pobres, es una desventaja, la mantendrá como una corriente marginal en la lucha electoral.
- Los cambios dan para la conformación de un nuevo sistema de partidos y quizás más allá, para un régimen político con otros contornos, aunque Morena no suele inspirarse más allá del PRI histórico, sin las características nacionalistas burguesas. Es decir, no vimos antes a Morena ni lo veremos expropiando compañías extranjeras o a latifundistas, como hizo Lázaro Cárdenas. Mientras tanto, Morena y AMLO mantuvieron una posición de sumisión ante Washington en la mayoría de ámbitos, como el migratorio.
- El nuevo régimen que está intentando Morena tiene pocas de las virtudes pero la mayoría de vicios del priista. AMLO no va a resistir establecer un nuevo “maximato” (como el de Plutarco Elías Calles, en la década de los 30, mediante el cual manipuló a tres presidentes), y moverá los hilos del poder desde su rancho en Tabasco. El régimen de Morena ya no sólo sería presidencialista sino caudillista, girando alrededor del “hombre fuerte”, el máximo líder, AMLO. Este caudillismo requiere del control de organismos como el instituto electoral y de la eliminación o envilecimiento del INAI (encargado de la transparencia de la administración pública), de la ya sumisa CNDH, etcétera. Otra característica del nuevo régimen de AMLO es un mayor papel de las fuerzas armadas, inspirada en la Cuba stalinista y la experiencia chavista, en las que el Ejército está en todos los espacios del Estado, incluyendo el económico. Y muy pronto controlando la seguridad pública con aval constitucional.
Otra singularidad es la aceptación por AMLO de la Delincuencia Organizada (DO), generadora de unos 3 puntos o más del PIB, de cientos de miles o de millones de empleos. AMLO-Morena conviven, coexisten, toleran o en algunos lugares son socios de los narcotraficantes, incluso para ganar elecciones. Esto significa permitir que la DO controle regiones del país y que la violencia no cese, siendo éste el sexenio más sangriento, a la fecha, con poco más de 190 mil asesinatos dolosos, entre 80-100 al día. La inseguridad y la violencia es uno de los puntos más oscuros de AMLO y también llega a los asesinatos de líderes ambientalistas y de periodistas.
AMLO-Morena son garantes de un capitalismo subordinado al imperio del norte, neoliberal, obediente del FMI y de pagar puntualmente la deuda pública, empollador de grandes magnates y de banqueros (estos ganaron casi 300 mil mdp sólo por intereses el año pasado, cerca de 20 mmdd). El capitalismo de la “Cuarta Transformación” es depredador de la naturaleza, taló más de diez millones de árboles para construir el Tren Maya, por ejemplo; apuesta por la extracción de hidrocarburos y mantiene el extractivismo minero.
Este régimen se apoya en los magnates como Carlos Slim (dueño de más de 100 mmdd), Bailleres (alrededor de 20 mmdd), etcétera. Otro de sus soportes es el anquilosado “charrismo” sindical, importado por Morena del PRI.
En el plano social, las mujeres ganaron con sus luchas el derecho al aborto en 13 (¿?) entidades federativas, mas no porque sea una convicción del hombre máximo. Las reducciones de guarderías y de las escuelas de tiempo completo afectaron más a las mujeres. Desde cierta perspectiva, el régimen de Morena es un gran patriarcado con un varón que todo lo trata de controlar.
- AMLO ganó la elección porque mantuvo la economía bajo control, no aumentó impuestos a la burguesía pero sí los cobró, se benefició de cifras históricas de remesas (más de 66 mmdd el año pasado) y de mejores precios del petróleo por la guerra en Ucrania. AMLO afectó profundamente los servicios de salud pero la población de más edad no lo resintió tanto por el muy exitoso programa de jubilación universal, mediante el cual los mayores de 65 años reciben alrededor de 170 dólares mensuales. Lo mismo pasó con las becas que se le otorgan a niños, jóvenes y mujeres. Irónicamente, el nuevo tratado de libre comercio (TEMEC) es más proimperialista en algunos aspectos (restringe más la exportación de automóviles) pero la presión de las centrales sindicales de EU a través del T-MEC ha llevado a un aumento de los salarios en México y de los derechos laborales. Así, se incrementó sustancialmente el salario mínimo (aunque viene de tan abajo que el actual dista de satisfacer lo que al respecto exige el artículo 123 de la Constitución).
- AMLO se jacta de haber bajado en cinco puntos porcentuales la pobreza pero ésta es mayor de 30%, unos 40 millones, y los que tienen hambre son al menos un 7 %, casi 10 millones, en uno de los países más desiguales del mundo. No son datos para presumir. Un gobierno realmente obrero y popular bajaría considerablemente estas cifras, cerca del cero, o a cero. La 4T es la expresión de un capitalismo provinciano, depredador y en el que ocurre la superexplotación.
- Pensamos que ayudó mucho a Morena para ganar la elección el que el gran contrincante que tuvo fueron el PRI y PAN, muy odiados por la población y vistos (correctamente) como los primeros responsables de la tragedia mexicana. Puesta a elegir entre Morena y el PRIAN, 6 de cada 10 acudieron a votar por el primero. En el ring en el que suben a pelear Morena vs PRIAN el primero luce, mueve ágilmente la cintura, exhibe un gran punch y gana de manera aplastante. Pero en otros escenarios no ocurre lo mismo y aparecen las debilidades del actual oficialismo.
- Cuatro de cada 10 se oponen electoralmente al nuevo régimen y no es poco. Y si lo vemos de manera más concreta pueden percibirse grietas entre los triunfadores. En Oaxaca la candidata presidencial Claudia Sheinbaum obtuvo una victoria anonanadora, el 76.3%. Allí era el voto por Morena y contra el PRIAN. Pero en otras elecciones que se verificaron ese día en la misma entidad Morena perdió la mayoría de ciudades, entre ellas la capital del estado. Llamó también nuestra atención que en Juchitán (113 mil habitantes), el candidato de MC, un desconocido, se alzó con 10 mil 500 votos (más del 15%), consiguió el segundo lugar, obtuvo los votos de personas que están buscando algo diferente a Morena y al PRIAN. Los votos nulos pudieran haber significado algo parecido y fueron altos: 3 mil 500 en esta ciudad y más del 6% en todo Oaxaca, más del doble que a nivel nacional. También es interesante observar que en Oaxaca Morena NO fue aliado con el PT a nivel local.
- El otro ring en el que AMLO-Morena se ven cada vez más desmejorados es el de la lucha de clases. Mientras AMLO-Sheinbaum tejían una exitosa elección, el presidente recibía rudos golpes del magisterio en algunos estados como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y otros. Enfrentó un paro indefinido muy radical desde el 15 de mayo con decenas de miles en las calles, bloqueos de carreteras, vialidades y de algunos aeropuertos, enfrentamientos con la policía, docentes acampando en la ciudad de México y otros lugares. Cuando escribimos estas líneas está por hacerse el balance de este movimiento pero tenemos la impresión de que el magisterio, especialmente el organizado en la CNTE, se va a alzar con un triunfo que incluirá la derogación de la ley del ISSSTE que afecta sus jubilaciones; los normalistas conseguirán plazas; y en el plano salarial el gobierno federal al parecer deberá modificar el tope salarial. AMLO está tratando de que no vea este triunfo como obra de la CNTE y está apoyando a los dinosaurios sindicales del SNTE, ex priistas ahora subidos al carro de Morena.
- Además de movimientos sindicales que empiezan a aparecer, y de la resistencia de comunidades a megaobras, en los años recientes apareció un movimiento de masas urbano que hizo tres manifestaciones de decenas de miles en defensa del INE y otras causas democráticas. A este movimiento lo malograron el PRI y el PAN, que lo terminaron por controlar. Según encuestas, un sector de este movimiento se alejó del mismo cuando vieron que el PRI encabezaba las marchas.
[1] El candidato de la extrema derecha, un actor apellidado Verástegui, intentó jugar como candidato independiente, para lo cual necesitaba conseguir 950 mil firmas que lo respaldaran como tal. Sólo consiguió unas 150 mil.