El PRIAN en el desolladero

Hay algo positivo de los últimos años en el terreno político, la debacle del PRIAN. El PRI y el PAN son antiguos partidos de la burguesía, construidos para defender el sistema capitalista y a la clase privilegiada. Durante muchas décadas fueron herramientas eficaces de empresarios, banqueros, militares e industriales y estuvieron en manos de castas políticas y sindicales que se beneficiaron del uso y abuso del poder en ambientes proclives a la corrupción.

Luego de haber estado en el poder, ahora el PAN obtuvo el 16% de los votos. Fue peor la suerte del tricolor: apenas consiguió el 10% de la votación la otrora aplanadora. Muchos de los sufragios para MORENA tuvieron el sabor de haber sido más bien en contra del PRIAN. Las elecciones fueron sobre todo una manifestación de repudio contra las organizaciones políticas que engañaron, burlaron y humillaron al pueblo durante un periodo histórico.

Pero el sistema político electoral mexicano está organizado para que los partidos parásitos sobrevivan y continúen su labor confusionista y sus mentiras. En medio de recortes al presupuesto, de “ahorros” que significan despidos y menos empleos, medicinas y cirugías, el club de los partidos con registro ha conservado sus privilegios, pues se les entregarán del menguado erario público 4 mil 802 millones de pesos.

El compromiso de Morena en el 2018 de que si llegaba al poder se cancelaría el financiamiento público a los partidos es otra promesa incumplida y traicionada.

Para aun miles de millones de pesos no serán suficientes para revitalizar al PRIAN, cuyo debilitamiento o quizás extinción dejarán un espacio libre para alternativas políticas genuinas.