Por Cuauhtémoc Ruiz.
La derrota en Ucrania de EU y la Unión Europea (UE), organizadas en la OTAN, es un hito histórico, comparable por su importancia a la caída del muro de Berlín.
Cae el instrumento contrarrevolucionario militar más poderoso que haya sido conocido. Trump intenta disimular que él es parte de los perdedores y se cobrará con tierras raras ucranianas el desembolso que hizo su país en ayuda militar. El genocidio en Gaza, perpetrado por EU, su agente sionista y los gobiernos europeos compensa en algo el duro revés de la OTAN pero nada puede detener la consolidación de un mundo bipolar (tripolar) que emerge a expensas de los imperialistas norteamericanos y europeos.
La urgencia por frenar la guerra
Desde hace meses en el equipo de Trump llegaron a la conclusión de que Rusia se perfilaba a ganar la guerra. Con ese pronóstico, lo mejor para EU es frenar la contienda antes de que la victoria rusa fuese total, las pérdidas territoriales fuesen mayores y Putin pudiese imponer todas las condiciones que quisiera luego de una rendición. El dilema es: una derrota estrepitosa, en toda la línea o una derrota menos dura. Eligieron la segunda. Así fue como Trump sostuvo una conversación telefónica hace unos días con Vladimir Putin en la que lo insta a negociar el fin de la guerra a cambio de lo que Rusia ha venido demandando: ganancias territoriales, garantía de que Ucrania nunca estará en la OTAN y que la seguridad de Rusia quedará garantizada. EUA ha anunciado su retiro militar de Europa.
Hace unas semanas se filtraron las declaraciones del ministro de defensa de Ucrania ante el parlamento de su país. Dijo que de seguir la guerra en el verano colapsarían sus defensas. Es cierto que el avance militar ruso ha sido gradual en los meses recientes pero la inminente caída de algunas ciudades ucranias y el extremo debilitamiento del ejército de Ucrania preparan las condiciones para un cambio sustancial en el escenario bélico.
En otros ámbitos la situación de Ucrania es igualmente crítica. En pocos meses el presidente Zelensky perdió 15 puntos de popularidad y estaba en 34% de apoyo en enero. No paran las acusaciones de corrupción entre la élite y salpican al mismo presidente. La desmoralización se adueña del ejército ucranio exhausto debido a que muchos de sus hombres en el frente no han descansado como se acostumbra (luego de seis meses). El año pasado habían desertado 95 mil. Un enorme porcentaje de los recursos enviados por EU y demás miembros de la OTAN nunca llegaron a su destino.
Crisis aguda entre EU y la UE
Trump no se esperó a convencer a sus aliados atlantistas de su política, ni siquiera a los directamente afectados. El estadounidense los ignoró a la hora de hablar con el jerarca ruso. Lo mismo hará durante las negociaciones: no estarán presentes los europeos, ni siquiera el representante ucranio.
La humillación europea no tiene precedentes. El brutal descalabro ha hecho estallar las relaciones entre EU y la UE (afectadas también por la política de imponer aranceles de la Casa Blanca). Es difícil saber qué quedará de la OTAN y del tradicional bloque entre América del Norte y los europeos occidentales. Por lo pronto EU anunció que no continuará jugando el papel de principal protector de sus socios europeos. En una Ucrania apaciguada, no habría soldados norteamericanos ni tropas en nombre de la OTAN. Fracasó la estrategia de estrangular a Rusia. Falló la OTAN, sucumbió ante su objetivo expreso original (1949) de combatir a Rusia (Unión Soviética).
Los perdedores
La OTAN, el principal pilar contrarrevolucionario político militar, formado por 32 países, mostró su inoperancia ante el arsenal nuclear ruso, el más nutrido del mundo. Al parecer también es el más moderno. EU carece de misiles hipersónicos, Rusia los tiene, que van a tanta velocidad que es difícil detectarlos y detenerlos. Dicen que en minutos podrían convertir a Bruselas en un estacionamiento. Otras nuevas armas son el misil Poseidón, para estallar en el océano y generar tsunamis, etcétera.
Algunos especialistas militares consideran que Occidente perdió la carrera armamentista. Aunque tal vez lo determinante fue que Rusia estuvo dispuesta a perder cientos de miles de soldados mientras que ningún país europeo está en esa situación. Por ello se dice que sus generales lo son de escritorio. Así fue como Rusia pudo imponer condiciones durante la guerra, entre ellas que la nación ucraniana no pudiera integrar la OTAN debido a que los rusos lo hubiesen considerado que esa organización les declaraba la guerra. Ello hubiese extendido la contienda a las capitales europeas.
Ahora emerge Rusia como el país victorioso y se consolida como potencia militar en la región. Aunque la guerra también le hizo mostrar sus debilidades y limitaciones. El ejército ruso no pudo conquistar la capital de su enemigo y tuvo que replantear su estrategia: sus ambiciones imperiales (no imperialistas) quedaron rápidamente frustradas. Esto se confirmó cuando hace pocos meses fue impotente de salir en auxilio del sangriento dictador sirio Bashar al Asad.
La gran víctima es Ucrania con sus decenas de miles de muertos (oficialmente unos 43 mil aunque se considera que fueron mucho más). Es un país con vastas regiones en ruinas y que para reconstruirse quedará endeudada y en pobreza durante un largo tiempo. Quedará mutilada con amplias regiones perdidas, por ahora al menos el 20 % de su territorio. En lo que quede de Ucrania se impondrá una condicional colonial: Zelensky se comprometió ante Trump de que le cederá a EU tierras raras (imprescindibles para las nuevas tecnologías), petróleo, gas, etc. por un valor de medio billón de dólares (500 mil mdd). Estará ocupada por tropas que garantizarán que Rusia no sería agredida en el futuro. Estas fuerzas no serán de la OTAN pero lastimarán también su soberanía y garantizarán el expolio al que quedará sometida.
Los imperialistas europeos quedan totalmente chascados. No sólo perdieron la guerra, ahora EU les quitó el derecho de participar de las negociaciones para la paz. Eran socios privilegiados (aunque de segunda) de Washington, ahora son arrojados groseramente de la mesa.
El revés militar de los imperialistas europeos viene en un muy mal momento, cuando Trumpo ha desatado una guerra comercial también contra el viejo continente y asciende electoralmente la ultraderecha europea, a la que defiende Trump. En una reunión en Europa el nuevo vicepresidente yanqui, J.D. Vance atacó rudamente a los líderes europeos de ser peores para ese continente que Rusia y China, porque le han quitado los derechos democráticos a los ultraderechistas. Los ofensores han sido humillados. El presidente del consejo europeo de seguridad no pudo completar un discurso público debido a que soltó, incontenible, el llanto. La UE, de ser el cuarto poder mundial sale considerablemente averiada y sus divisiones internas aflorarán con mayor fuerza.
Es menos visible que EU es también una gran perdedora. La astucia de Trump de deslindarse públicamente de la política de Biden para Ucrania, el hecho de que aparecerá como el pacificador (¿próximo Nobel de la paz?) y como el salvador de miles de soldados que estaban en un molino de carne y el hecho de que obtendrá las piezas dentales doradas del cadáver ucranio muestran al actual inquilino de la Casa Blanca casi como un vencedor. Pero no es así. Trump hereda un imperio que vuelve a sufrir una derrota político-militar, ésta más grave que las padecidas en Afganistán y en Irak en los años recién pasados y que saca a EU de la región europea que, aunque en decline, es una de las más ricas e influyentes del planeta.
Ya era un hecho que en el mundo no sólo los chicharrones de los yanquis tronaban, aunque el poderío chino se ha desplegado sobre todo en el terreno económico. La derrota de EU en Ucrania añade el nivel militar al repliegue norteamericano y le da una fecha fundacional al nuevo orden mundial bipolar o tripolar.
La creciente debilidad estructural de EUA es también la del nuevo mandatario yanqui. Donald Trump anunció sus proyectos para el Medio Oriente, en específico para los palestinos, a los que desea expulsar de Gaza y dispersarlos en otros países. Inmediatamente se encontró con la oposición de los principales gobiernos árabes y musulmanes de la región, entre ellos el de su firme aliado Arabia Saudita.
Volver a hacer a (norte) América grande y poderosa como lo era hace décadas es un sueño.
Es pronto para prever las trascendentes consecuencias internacionales que tendrá la derrota ucraniana. Por lo pronto va a situar a China en mejores condiciones para recuperar Taiwán y para ampliar su influencia en Asia y en otras regiones.
Por qué la OTAN consideró un objetivo estratégico doblegar a Rusia
Al ocurrir la invasión de Rusia a Ucrania hace tres años barajamos dos explicaciones que resumo esquemáticamente: Rusia es imperialista y quería expandirse. Así que lo conducente era oponernos a tal pretensión. La otra caracterización hacía eje en la OTAN, que venía agregando miembros, incluso ex países soviéticos, para contener y propinarle una dura derrota militar a Rusia. La OTAN estuvo por aceptar a Ucrania, lo que era intolerable para Rusia, por tratarse de su vecino, lo que podría conducir a una agresión armada de todos los atlantistas contra Rusia.
La realidad mostró que esta última explicación es la razonable. El desenvolvimiento de los acontecimientos reveló la naturaleza de la guerra, mantenida y dirigida por el imperialismo yanqui y la OTAN. Soldados ucranios que han sido entrevistados (muchos de ellos descontentos con su gobierno por diversos motivos) afirman que al inicio de la contienda la lucha contra Rusia tuvo un amplio apoyo popular al aparecer como una invasión imperial. Esta cuestión se fue debilitando o perdiendo.
Al paso del tiempo se reveló que la solución a la guerra pasaba absolutamente por la OTAN, y las exigencias rusas lo subrayaron: hacer de Ucrania un país neutral (fuera de este pacto), porque la OTAN carezca de injerencia en la nueva Ucrania que tendrá tropas (también de países no europeos) que no tendrán que ver con tal organización armada. La anexión por Rusia de territorios ucranios está en la lógica anterior.
La OTAN nació con la “guerra fría” con el objetivo explícito de defender a sus integrantes de la Unión Soviética y para luchar contra ella. Pero cuando la U.S. se disolvió, la OTAN no hizo lo propio. Al contrario, añadió nuevos países miembros que se acercaron a las fronteras rusas. Existió el plan de cercar y asfixiar a Rusia.
Para la UE Rusia sigue siendo la heredera de la Unión Soviética, con sus empresas estratégicas estatales y su armamento nuclear. Y se lanzaron contra ella. Tuvieron la ventaja de que el régimen autocrático de Putin les daba la cobertura para decir que la lucha era entre el Occidente democrático y Rusia totalitaria. Pero el plan falló.