Encuentro Nacional Sindical

El POS se preocupó, desde su nacimiento, por elevar la organización y conciencia proletarias. En 1981 y el siguiente año fue el principal promotor de un Encuentro Nacional Sindical al que acudieron 63 asociaciones gremiales. Esta es la historia.

 

1974 – 1982 Una insurgencia obrera surcaba México

Los años 70s y los primeros 80s fueron de insurgencia obrera. Nos cuesta explicarles esto a nuestros lectores jóvenes, que han vivido sin la presencia activa de la clase trabajadora, sin su nutritivo influjo y su positivo aporte cultural.

La clase obrera ya venía siendo un factor histórico importante. Basta recordar la expropiación petrolera, que aparece en los libros como obra del general Cárdenas pero que en realidad se debió al empuje y a la explosión de dignidad de los trabajadores de esa industria y de muchas otras. La nacionalización cambió México, los obreros cambiaron al país, lo hicieron económicamente soberano en un terreno fundamental… hasta Salinas de Gortari, los panistas y Peña Nieto.

Dejaron huella las enormes luchas ferrocarrileras (1958) y las de maestros (1959). En 1964 los médicos –obreros de la salud- con una huelga de meses dieron una lección aún vigente a todos los profesionistas.  Estas fueron manifestaciones de descontento con las precarias condiciones de vida y la falta de democracia. En 1968 los estudiantes alentaron a todos a luchar. A mediados de los años 70s los electricistas de la Tendencia Democrática –maestra de los maestros de la CNTE- fue a la huelga y organizó a otros sindicatos. Huelgas, marchas y otras protestas obreras surcaban el país. En ese México nació el POS, en 1980, entre los trabajadores, hombres y mujeres, obreras y obreros que luchaban todos los días. La huella cultural de las luchas obreras ya se percibía en sectores de la población. Padres y madres de familia, profesores y otros, sabían conducirse en asambleas en escuelas y otros sitios gracias a los trabajadores, que les habían enseñado; otros más hacían, como los obreros, paros y huelgas para exigir sus justas demandas, pues vieron que la lucha paga; preciosos valores como la solidaridad incondicional se apoderaban de las conciencias.

El gobierno, los empresarios y líderes sindicales charros y traidores se dieron a la tarea de abatir el movimiento obrero independiente y a partir de 1983, desgraciadamente, lo postraron, hasta la fecha.

Los preparativos del Encuentro Nacional Sindical

Los militantes del POS percibieron a fines de 1981 que entre trabajadores de al menos cuatro ciudades existía el deseo de reunirse, de intercambiar experiencias y de organizarse. “Diversos sindicatos de Ecatepec, el Distrito Federal, Cuernavaca y Guanajuato están preparando y organizando un encuentro nacional sindical a celebrarse próximamente en la ciudad de México”, informó nuestro periódico El Socialista del mes de noviembre de ese año. A partir de esta voluntad de obreros de diversos lugares e industrias, el POS clamó desde su prensa: 

“¡IMPULSEMOS EL ENCUENTRO NACIONAL SINDICAL!”

Y explicó:

“El objetivo de esta reunión sindical será centralizar las luchas en este periodo de revisiones salariales y contractuales. Las principales demandas son un aumento salarial del 50 por ciento; semana laboral de 40 horas; contra los despidos y por la solidaridad. Este encuentro estará abierto a todos aquellos sindicatos que estén de acuerdo con estos puntos,” decía nuestro periódico de esa fecha. Y agregaba:

“Una de las características de este periodo de revisiones y lucha obrera, es que se está dando en pleno proceso electoral. Algunos sindicatos de Sonora y la CTM en Puebla se acercaron a la campaña del PRI a solicitarle a Miguel de la Madrid la semana laboral de 40 horas. Este candidato presidencial es incapaz de satisfacer esta demanda por una sencilla razón: es un candidato de la burguesía, comprometido con los hombres de negocios de México y el extranjero.

Las demandas obreras solo serán conseguidas con la unidad y la lucha proletaria.

El encuentro nacional sindical se propone lo anterior: ser ese instrumento de centralización de combate del proletariado en estos momentos.

Todos los sindicatos deben asistir a esta reunión sindical.

Los candidatos de los partidos obreros con registro, el PSUM y el PRT, en su carácter de exponentes de la clase trabajadora y de sus luchas, son los primeros que tienen la obligación de hacer suyas las demandas de esta asamblea nacional y de ser sus máximos promotores. Esto significa que los recursos con que cuentan, como son el acceso a la radio y la televisión, estén puestos al servicio de esta iniciativa de centralizar la lucha obrera contra la patronal. Si los candidatos del PSUM y PRT cumplieran con este papel se verían ampliamente fortalecidas las luchas obreras y sus propias campañas electorales.” Tomado de El Socialista 30, noviembre de 1981.

Enero de 1982. Se celebra el Encuentro Nacional de Solidaridad Sindical

“Sesenta y tres representaciones sindicales y veinte grupos de despedidos, corrientes sindicales y organizaciones políticas de izquierda y populares participaron en esta reunión, la más importante de su tipo desde los años de 1975-1976”. Es sábado 23 de enero de 1982. Estamos en el auditorio de la Escuela Normal Superior en la Ciudad de México. Llegó el día esperado. Estuvieron presentes más de 500 compañeros, entre los que destacaron los de los fábricas FHASA, Telefunken, Altos Hornos-Monclova, Euzkadi, Acermex, Carabela, Acros, Centro Nuclear, Metro, Sección 67 del sindicato minero y otros más, como los Consejos Centrales de Lucha magisteriales de Morelos, Hidalgo y Valle de México. En estos momentos los sindicatos de Liberty, Acermex, Carabela y otros, se encuentran en huelga. El magisterio y los choferes del Distrito Federal están librando igualmente fuertes batallas.

Los dirigentes sindicales participantes tomaron el acuerdo de luchar por un aumento salarial de 50%, por la semana laboral de 40 horas y por la democracia e independencia sindicales. Se resolvió apoyar al magisterio y pugnar por una coordinación permanente de las luchas. Se constató que existe un ambiente de unidad entre los trabajadores, en medio de numerosas revisiones salariales y contractuales. La unidad es vista por cada vez más trabajadores como algo no solamente necesario, sino también posible.

El Encuentro llegó a acuerdos de primera importancia. Publicará un manifiesto destinado a las bases de los sindicatos llamándolas a luchas y a sumarse al proceso de unidad que ha puesto en marcha el Encuentro. Esto es muy importante tomarlo en cuenta dado que es vital la presencia de más y más sindicatos. Todo trabajador debe conocer el porqué de nuestra lucha y ser invitado a participar.

Se nombró una comisión coordinadora del Encuentro que creará un fondo común de resistencia para ayudar a los obreros en huelga y convocará, en el mes de abril, a un segundo encuentro Nacional de Solidaridad Sindical.

También se resolvió solidarizarse con las luchas de El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Apoyar al magisterio agrupado en la CNTE y sus demandas de aumento de sueldo base del 50%; democracia sindical, castigo a los asesinos de Misael Núñez Acosta, y presentación del profesor  Ezequiel Reyes. También participar en la marcha convocada por el magisterio para el día 29 de enero.

Convocar a una marcha por la solución de las huelgas, el día 3 de febrero.

Contradicciones en la lucha obrera de 1982

El intento de unidad sindical más importante en años, apoyado fuertemente por el POS desde meses atrás, se enfrentó a contradicciones que lo debilitaron y que favorecieron que un año después fuera prácticamente aplastado. 

Empezaremos con lo menos importante, aunque el hecho reflejaba deficiencias y problemas. Al Encuentro llegaron cámaras de televisión del canal 13 y del PRT, que contaba con registro legal para participar en las elecciones de ese año. Como parte de las prerrogativas de que gozaba, estaba la de acceder a la televisión. Así que este partido (desde hace años desaparecido) quiso filmar el acontecimiento. Ello abrió una polémica entre los presentes. Nuestra posición fue “que los camaradas del PRT utilicen la televisión para difundir este acto. ¿se debe televisar este encuentro? ¡evidentemente!”, dijimos. 

“La votación final –absurda, incorrecta, desde nuestro punto de vista- mostró el avance desigual de los sindicatos participantes; se acordó que sí se filmara el acto… ¡pero que sólo lo hiciera el canal 13!” La razón de la negativa al PRT oscilaba entre el sectarismo y la idea de que ese partido sólo quería aprovechar electoralmente las luchas obreras.

Lo anterior, decíamos, no fue lo más importante. En 1982 la organización política de izquierda más influyente era el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), que había sustituido al PCM. Este partido tenía ya una considerable presencia sindical y gozaba de un aparato poderoso. No obstante, el PSUM, ninguno de los sindicatos que dirigía asistió al Encuentro Nacional Sindical. Por supuesto, tampoco ninguno de estos sindicatos asistió a  la marcha del 3 de febrero de 1982, convocada por el Encuentro Nacional Sindical. Esta marcha, leemos en el periódico El Socialista de la época, “en solidaridad con las huelgas actuales, fue muy combativa, pero sólo contó con la presencia de una minoría de los sindicatos participantes en el Encuentro. Es lamentable que el PSUM y los sindicatos que influye no hayan participado en este Encuentro ni en la marcha del 3 de febrero. Es de preocupar porque debilita este esfuerzo unitario y las luchas actuales”, decía esta publicación del POS.

“Es de verdad lamentable que los sindicatos dirigidos por el PSUM no hayan participado en el Encuentro ni le hayan dado la importancia que tuvo. El STUNAM no estuvo presente, el SUTIN decidió en el último momento no asistir y el SINTCB, pese a que había acordado participar, no lo hizo. Así, el PSUM, que por estar en campaña electoral debería impulsar y difundir a todos los niveles la coordinación sindical que está surgiendo, no lo hace. Ahora debe cambiar tal postura, porque puede provocar que los trabajadores de los sindicatos que dirige permanezcan al margen del proceso de unidad que se está gestando.” Tomado de El Socialista no. 32, págs. 6 y 7, febrero de 2012.