El destino de la humanidad se juega hoy en Oriente. Si triunfan los palestinos y pierde la guerra Israel, el mundo cambiará para bien de todos los pueblos oprimidos, en beneficio de la clase trabajadora mundial, que tendrá mejores condiciones para luchar por libertades, empleos, salarios y cuidado del ambiente.
Israel es el baluarte del orden imperialista en el cercano oriente. Si Israel pierde, se debilitará la dominación internacional comandada por Estados Unidos.
Los palestinos luchan en esencia por lo mismo por lo que luchamos los mexicanos para independizarnos de España, hace dos siglos. Los palestinos quieren recuperar el país que les quitaron los sionistas hace 75 años. Quieren expulsar a los invasores de sus territorios. Quieren ejercer su derecho a tener su propio país y sus propias autoridades. El POS apoya estos derechos.
En la guerra actual contra Israel, los palestinos cada vez consiguen más solidaridad e Israel está cada vez más aislado. Y el estado sionista, Israel, se desnuda como una máquina enloquecida de muerte y destrucción del pueblo palestino, de sus mujeres, jóvenes y niños.
Entre la solidaridad que ha recibido el pueblo palestino destaca la de los yemenistas del norte, llamados huties, que están bloqueando el paso de barcos por el Mar Rojo para exigirle a Israel cese sus mortales ataques en Gaza.
No existen muchos antecedentes históricos en los que un pueblo lleve a cabo una arriesgada acción militar para apoyar la lucha de otro. Los yemenistas del norte han puesto minas y están disparando misiles a aquellos barcos que pasen frente a sus costas para dirigirse al Canal de Suez, paso de miles de cargueros que transportan mercaderías con destino a Israel y Europa. Estados Unidos, en su papel de gendarme mundial, apoyado por Gran Bretaña, ha atacado posiciones de los huties, en respuesta y represalia. Pero Yemen del norte no se rinde. Y su bloqueo está ocasionando que los barcos tengan que buscar otras rutas, dos semanas más tardadas y costosas. La economía internacional empieza a verse afectada. Los grandes capitalistas están sudando y perdiendo dinero.
La lucha de los huties merece ser conocida y apoyada, pues constituye uno de los episodios más gloriosos de la lucha de clases de estos años. Ellos constituyen una porción considerable de la población de Yemen, son alrededor de 10 millones. La mayoría de ellos, no todos, son musulmanes de la rama chiita. Así como el cristianismo está dividido en distintas iglesias como la católica, la ortodoxa, la protestante, etcétera, lo mismo pasa con el islamismo. Los huties profesan las mismas creencias religiosas que los iraníes y otros árabes musulmanes. Los huties en 2010 se rebelaron contra sus autoridades durante la llamada “primavera árabe” y derrocaron al gobierno tirano. La vecina Arabia Saudita, gobernada por reyezuelos opulentos, sanguinarios y amigos de Estados Unidos, atacó a los huties, pues requiere que en sus fronteras exista un gobierno que le sea sumiso. Arabia organizó desde 2014 una coalición -formada por diez países, en la que está EEUU- para hacerle la guerra y vencer a los yemenitas del Norte.
Los huties han enfrentado estos años una guerra muy desigual pero, para sorpresa de muchos, la están ganando. La riquísima Arabia saudita se desangra económica y militarmente. Ella misma y sus aliados militares tienen miedo de entrar en combates terrestres pues los huties son un pueblo guerrero a la vieja usanza y, sobre todo, con la convicción de que su guerra es justa. Incluso los mercenarios de Sudán y de otros países que Arabia ha contratado para pelear en Yemen, han desertado. La habilidad hutie es también en la lucha marítima, son como una guerrilla acuática que con armas antiguas y rudimentarias está evitando el paso de barcos frente a sus costas.
Arabia ha sometido a los huties a un bloqueo de carburantes, medicinas y alimentos que ha generado en estos años una de las hambrunas más severas que ha conocido el mundo. Al parecer, entre las bajas militares y las habidas por hambre han muerto en estos años más de 300 mil yemenitas del norte, un genocidio.
La causa hutie se parece a la de los palestinos. Su triunfo dejaría maltrecha a la segunda posición imperialista en el Medio Oriente, la Arabia saudí. La organización de los huties, Ansar alá, desde su fundación a fines del siglo pasado, educó a sus bases en el odio a los imperialistas y a sus verdugos. En su bandera están las siguientes consignas: “¡Muera Estados Unidos!, ¡Muera Israel!…” Aunque son muy pobres y sus milicianos carecen de modernos uniformes y usan sandalias, están bien informados y en la capital de Yemen, que está bajo su control, desde hace meses se han suscitado algunas de las manifestaciones más grandes de apoyo a Palestina. Ellos quieren vengar cada mujer, cada niño, cada joven palestino asesinado en Gaza.
¡Vivan los huties de Yemén y su apoyo internacionalista a Gaza!
¡Viva el pueblo hutie!