¿Por qué el 2 de octubre sigue siendo tan importante, incluso para quienes no lo vivimos?
Tal vez porque el 68 fue un año mágico, un año en el que podías tocar la revolución con la punta de los dedos. La primavera de Praga, el mayo francés y por supuesto el maravilloso 68 mexicano.
Todo comenzó con una marcha de estudiantes de una vocacional que se topó con otra que conmemoraba la revolución cubana (convocada por los militantes del Partido Comunista Mexicano) y que fue reprimida por el cuerpo de granaderos. De ahí para adelante se gestaron asambleas, reuniones, más movilizaciones; nació el Consejo Nacional de Huelga junto con su pliego petitorio que, entre otras cosas, pedía la desaparición del cuerpo de granaderos. También entraba en el colectivo imaginario el bazukazo a la puerta de la Prepa 1 que, según la versión oficial, fue quemada por los mismos estudiantes. Asimismo, ese año se unían las dos escuelas de educación superior más importantes del país: la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional.
A la distancia y conforme pasa el tiempo, los acontecimientos de ese año toman tintes de leyenda, de mito, y no podemos más que recordar a José Revueltas relatando cómo el 18 de septiembre, mientras el ejército entraba a Ciudad Universitaria, una voz leía poemas de León Felipe por el altavoz de Filosofía y Letras. Ese año, el sistema mexicano se manchó con la sangre de quienes fueron masacrados en Tlatelolco.
Palabras más, palabras menos, el 68 ha alimentado veintitantos años de luchas y resistencias. El 2 de octubre no es la fecha de una marcha, es la prueba fehaciente de que otro mundo es posible.
El aniversario del 2 de octubre no debe ser el recuerdo de un movimiento que fue aplastado por el horror gubernamental; es la fecha que marca un antes y un después en este país. El después es el trabajo sindical de los setentas, los movimientos guerrilleros, el movimiento estudiantil de 85, la insurrección zapatista, la no menos gloriosa huelga universitaria con sus estudiantes presos, las movilizaciones obreras que ya se vislumbran… todos esos cambios gracias a los que tú y yo pudimos tener visiones diferentes (o visiones no oficiales) de la realidad de este país de las que tenían nuestros padres y abuelos.
Punto y aparte es el movimiento universitario en los últimos años, alimentado por el espíritu sesentayochero, de colectivos estudiantiles que crecieron a la sombra de se movimiento. Qué mejor ejemplo que la formación del CGH (de ese CGH democrático y representativo al que acudían representantes de todas las escuelas de la Universidad, no el CGH sectario que ahora afirma que la huelga continúa) y su pliego petitorio… y nuevamente la imagen que creímos no se repetiría: la PFP (no el ejército) entrando a Ciudad Universitaria y apresando a cientos de estudiantes.
Gracias al 68 tú y yo no nos quedamos con la historia que nos contaron en los libros de texto, porque en la sabiduría popular hay una historia alternativa, una historia en la que un mundo socialista es posible.